Su abuelita recibió una llamada que ignoró en todo su esplendor, cuando esa llamada se hicieron varias y sin descanso, se levantó muy molesta y fue a contestar echando humos por todos lados. Elena se rió por aquel comportamiento mientras que Pablo procuraba no parecer que se estaba burlando de ella; era amable, pero tenía su carácter que no dudaba en sacar incluso con ellos.
Al final, se fue a la cocina para responder y, muy seguramente, mandar al demonio a la persona.
Pablo se movió al sillón donde estaba Elena acabando su tercera taza de té y las galletas que llevaba comiendo y que perdió la cuenta. Pablo llevaba dos tazas y 4 galletas.
—¿Qué ocurre con tu familia? Y no digas que es una larga historia.
La chica suspiró dejando en la mesa su té.
—Lo haré lo más corto posible. Mis padres no son en realidad mis padres. Resulta que mi abuelita tuvo una hija años después de que naciera él, le tomó cierto rencor porque ella era hija de otro hombre y no del abuelo. Mi verdadera madre se dedicó también a la pintura mientras que mi tío creía que ser pintor o algo así llevaba al mismo camino que tomó mi abuela al engañar a su esposo. Y justo pasó eso cuando mi madre se embarazó a los 15 años y me tuvo, pero no soportó la idea de ser madre soltera muy joven, así que me dejó en casa de mis tíos pidiendo que me criaran. Al inicio todo fue bien, los llamo padre y madre por las cosas que han hecho por mí pero, al pasar los años, ellos han creado una barrera entre ellos y yo, favorecen más a quien es en realidad mi prima y siempre muestran la enorme diferencia que tenemos ella y yo. Por eso, al menos conmigo, esperan que no caiga en el mismo círculo en el que cayó mi abuela y mi mamá.
—¿Y dónde está ella? —Se encogió de hombros.
—No sé. Y tampoco me importa —mintió.
Los gritos de su abuelita llegaron hasta la sala.
—¿Cuándo te enteraste de todo eso?
—No recuerdo, creo que a los ocho y fue cuando mi prima lo soltó de golpe. Ella, con tal de hacerme sentir mal, hace lo que sea, y ese día me hirió de la peor manera. Siempre le he pedido a mi abuelita que me deje vivir aquí, pero dice que no puede; pero que cuando sea mayor, podré venirme con ella.
—Debió de haber sido duro, ¿verdad? —Asintió—. ¿Y por qué te castigó tu padre… perdón, tu tío?
—Porque fallé, a propósito, el examen de la escuela dónde querían meterme, ahí no enseñan nada de lo que yo quiero. Mi abuelita me metió a otro dónde tienen todo lo que quiero, y ellos se enteraron, se enojaron y por eso me castigaron todo el verano. Y ahora extendieron el castigo a dos meses más por culpa de mi hermana. —Bufó al recordar aquel hecho.
ESTÁS LEYENDO
Un verano inolvidable #1 (✓)
Teen FictionElena ama el arte; suele dedicar su tiempo en ese pasatiempo favorito. Más ahora que le toca pasar el verano lejos de sus amigas y con una familia con la que tiene una relación un poco problemática. El verano ya inició, las vacaciones también, y un...