Llevaba bastante tiempo viendo por la ventana, otra vez, añorando estar afuera y disfrutar no solamente del sol, si no también del mar y la arena que se extendía enfrente de ella. Pero era algo que no podía hacer.
Su padre cumplió con la amenaza de castigarla, así que no podía salir, salvo que fuera algo que ellos mismos pidieran y le quitaron su celular como su laptop para que la chica no se comunicara con ninguna de sus amigas. Eso le dolió bastante porque ellas eran las únicas en las que confiaba y la entendían, le daban apoyo incondicional y siempre estaban ahí para ella.
Por eso, como un gesto de rebeldía, esos tres días que llevaba de castigo, se la pasó encerrada, solamente salía para ir al baño y comer, pero eso era cuando sus padres como su hermana no estaban cerca o en casa. Le enojó saber que a Roxana sí la dejaban salir a fiestas o a pasear con sus amigas, le dolió saber que sus padres se hacían de la vista gorda con respecto a ella para permitirle andar en la calle, incluso si no terminaba ayudando a su madre en nada.
Mientras que a ella, le exigían, no tomaban en cuanta sus sentimientos así como tampoco si estaba o no de acuerdo con lo que le exigían. Suspiró y se enfocó en seguir dibujando a las personas que disfrutaban de la playa, del mar y de la arena como a ella le hubiera gustado. Se enfocó en acabar al niño con la pelota, estaba tan absorta que no se fijó en alguien que alcanzó a verla, se acercó hasta entrar al patio de su casa y comenzó a hacerle señas, hasta que optó por tirarle unas pequeñas piedras que una cayó en su dibujo.
Volteó molesta creyendo que se trataba de su hermana, pero la expresión de enojo cambio por una de alegría al verlo ahí; sus ojos brillaron y se sonrojó con fuerza. La saludó con la mano, además de una sonrisa en los labios.
—¡Hola! —respondió ella emocionada, no pudo ocultarlo.
—¡Hola! ¡¿Puedo pasar?! —Señaló el pequeño patio de madera que tenía en su casa, ella asintió y el joven logró caminar hasta quedar abajo de su ventana—. ¿Qué haces allá arriba? Se supone que es verano, debes de aprovechar tus vacaciones.
La adolescente hizo una mueca sabiendo que tendría que explicarle todo a él.
—¡Es una larga historia! ¿Qué haces acá?
—Vine con mi familia, ya sabes, en verano hay que ir a la playa. —Ella rió divertida.
Algo muy típico del verano, ir a lugares donde uno pudiera refrescarse del calor insoportable.
—Entiendo, que bueno que están pasando un rato agradable. —Se encogió de hombros.
—Algo. Yo sí lo estoy pasando bien, nunca había visto la playa ni nada de esto, pero mis primos que son de aquí, dicen que están aburridos de siempre venir.
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Un verano inolvidable #1 (✓)
Teen FictionElena ama el arte; suele dedicar su tiempo en ese pasatiempo favorito. Más ahora que le toca pasar el verano lejos de sus amigas y con una familia con la que tiene una relación un poco problemática. El verano ya inició, las vacaciones también, y un...