Capítulo 27

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Lunes

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Lunes. Última semana.

Elena se levantó temprano, de nuevo.

Parecía que tenía un reloj dentro de ella porque siempre se paraba a la misma hora todos los días, fueran vacaciones o no.

Fue al baño, hizo sus necesidades, se lavó las manos y los dientes, la cara y salió para cambiarse la pijama. Revisó la fecha en el calendario, sabía que ese día podía volver su verdadera madre e intentar llevársela con ella. A Elena le entró miedo, uno muy grande. La vería por primera vez en persona, aunque ya la vio en fotos y videos. Sabía que no era lo mismo, por eso los nervios se la comían.

Bajó a desayunar, su madre como su padre ya estaban despiertos. No se percataron de Elena porque hablaban de manera baja, casi en susurros, supo de inmediato que estaban tocando el tema de su madre biológica.

Esperó pegada a la pared hasta que dejaron de cuchichear.

Fue ahí cuando Elena fingió que apenas bajó y se sentó en la pequeña isla de la cocina esperando su desayuno. En ese lapso, les platicó sobre la nota que encontró, además de la primera reposición que Roxana había hecho con su paleta y varias cosas para pintar o dibujar. Su madre le comentó que pensaba felicitar a la joven por eso, su padre le preguntó que planeaba hacer ese día, así que le dijo que quería terminar un retrato que empezó, el retrato de su hermana mayor.

Su madre le recordó que el miércoles irían a comprar las cosas que le hicieran falta para su nuevo ciclo escolar, Elena estuvo de acuerdo y subió una vez acabó y ayudó en lavar los trastes.

Se centró en terminar el retrato de su hermana, sí ese día lo acababa a tiempo, lo llevaría a enmarcar y dárselo, sería su ofrenda de paz entre las dos, esperaba que con eso se acabaran las pullas entre ambas y las peleas. Quería comprender lo que realmente pasaba en la cabeza de Roxana, pero sería hasta que le diera la confianza suficiente de conocerla de verdad.

Miró por la ventana después de haber pasado bastante tiempo pintando, ya había acabado y quiso darse un merecido descanso. Observó a las personas que disfrutaban de su última semana de vacaciones, se sonrojó al recordar lo que pasó con Pablo ahí mismo, y desvió la mirada hasta toparse con una muy parecida a ella.

Una mujer la observaba atentamente, no disimulaba su mirada y parecía curiosa, incluso temerosa de acercarse a la casa y hablarle. A Elena le costó trabajo poder reconocerla, cuando lo hizo, su corazón latió rápido y comenzó a sudar de las manos.

Abrió los ojos sorprendida y sintió el aire salir de sus pulmones.

Su madre estaba a unos metros de distancia, lograban verse mutuamente, y parecía que en cualquier momento acortaría esa distancia y se acercaría. No, ella no estaba lista para verla, para hablarle ni escuchar sus excusas del por qué la abandonó en aquel lugar. El por qué ahora regresaba como si nada dispuesta a llevársela, el por qué no hizo nada por afianzar el lazo que ya tenían desde nacimiento.

Un verano inolvidable #1 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora