Capítulo 5

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Al día siguiente la joven se preparó para su dichosa cita, aquel día sus padres saldrían ya que iban a visitar a unas personas cercanas y su hermana aprovecharía ese tiempo de ausencia para salir con sus amigas como su actual novio. Por eso estaba de buen humor, porque sabía que tendría casa sola y podría salir a la parte trasera de la casa para poder platicar, estar con él y conocerlo mejor.

Era verano, así que se puso algo sencillo, cómodo y que no la sofocara por el calor o el bochorno. Aunque sí buscó unas prendas que se le vieran bien, bonitas y al mismo tiempo mostrara que ya no era una niña pequeña, que ya era una jovencita madura por entrar a la preparatoria. Un short caqui, una playera sin mangas y unas sandalias cómodas, se trenzó su largo pelo en dos, se puso su protector solar, lo que nunca debía faltar en nadie, y un pequeño gorro que la cubriera del sol.

Después, tomó sus cosas de dibujo y salió al patio trasero esperando su llegada. Por el momento, y para matar el tiempo, se dedicó a dibujar a algunas personas, aves e incluso solo al mar con la arena, en otras dibujó la poca vegetación que tenía el lugar así como algunas estrellas de mar que encontró en internet y algunas conchas. Todo eso lo hizo antes de que aquel chico apareciera y se acercara a ella, estaba muy absorta en sus dibujos que no deseó interrumpirla, quería que acabara y verlo completo.

Al final, el ruido de una de las maderas la sacó de su concentración y sonrió cuando lo vio, lo invitó a sentarse en la silla de madera que estaba a su lado, cosa que sí hizo.

—¿Qué dibujas?

—Cosas. Lo primero que vea o se venga a mi mente, a veces pueden ser personas, objetos, lugares, espacios o animales. Lo que sea siempre y cuando disfrute de usar el lápiz y dejar que fluya sobre el papel en total libertad. —Se encogió de hombros mostrando que, eso para ella, era pan comido.

—¿Puedo ver? —Dudó, pero accedió sintiéndose un poco avergonzada de que alguien más viera sus dibujos—. ¡Wow! Dibujas de maravilla. ¿Dónde aprendiste a dibujar así?

—Bueno… mi abuelita era pintora mexicana, una muy reconocida que vendió e hizo una gran fortuna vendiendo sus pinturas. Ella me enseñó, en el tiempo que solía cuidarme, a pintar todo tipo de cosas e incluso con todo tipo de técnicas. Gracias a ella aprendí todo lo que sé y me gustaría dedicarme a la ilustración de grande; pero mis papás no lo permiten y quieren que tenga algo más asegurado. —Bajó la cara con tristeza.

—¿Era pintora? ¿Murió?

—No, pero ya está grande y no puede seguir pintado, aunque sigue cobrando bastante por sus obras y los trabajos que hizo en su momento.

—¿Y qué quieren tus padres para ti? —Suspiró con pesadez, recordando todas las discusiones que había tenido en el pasado con ellos.

Un verano inolvidable #1 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora