Capítulo 18

4 2 3
                                    

MIÉRCOLES

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


MIÉRCOLES.

Elena se levantó aquella mañana sintiéndose mal, indispuesta y sin ánimos de salir o de seguir trabajando en su proyecto. Sabía que debía terminarlo, además que quería hacerle a Chou un dibujo si su padre decidía llevársela de ahí.

Bajó a desayunar sin muchas ganas, su madre lo notó pero esperó a que fuera ella quien le dijera lo que le pasaba, cosa que no pasó y se encerró otra vez en su habitación después de hacer del baño.

No pudo evitar sentirse preocupada por Chou. Le mandó miles y miles de mensajes, un montón de llamadas, Chou no respondió a ninguna de ellas. Eso le cayó como un balde de agua fría, como un golpe en el estómago y las ganas de llorar se hicieron de nuevo presentes en Elena; derramó algunas, limpió su cara y se enfocó en hacer un dibujo para su amiga, un dibujo a color de ella y su mamá antes de que fallecería.

Lo mandaría a enmarcar para que pudiera durarle más, incluso pensó en pedirle a su abuelita un lienzo pequeño para la pintura.

Revisó sus ahorros y no le alcanzaba para uno, además que sería incómodo hacerlo sin el caballete.

Sumergida estaba en el boceto cuando alguien tocó y entró a su habitación. Giró la cabeza esperando encontrarse con su padre o su hermana, sonrió más aliviada de saber que era su madre la que entraba despacio; la invitó a sentarse en la cama y le mostró el retrato que estaba haciendo para Chou.

—¿Pasó algo entre ella y tú? —La joven suspiró un poco cansada y triste. Le contó lo del mensaje, ahí tuvo que explicarle a su madre que su abuelita le dió otro celular, que llevaba con ella varios días y que lo mantuvo escondido.

Claro, como toda madre se enojó por ocultarle algo así, creyó que la regañaría por ello, al final, le dijo que la dejaría tenerlo para tener comunicación con ella y que no le dirían nada a su padre.

—¿Crees que no vaya a volver? —Su madre se cruzó de brazos pensando.

—Es posible. Sabes que él desea que la joven conviva con la familia de su nueva esposa, tal vez así tratará de forzar una relación que no va a funcionar. —Se encogió de hombros.

—Yo no quiero que salga herida y quiero que se quede, pero no puedo obligar a su padre a hacerlo, ¿verdad? —Su madre negó resignada.

—No, cuando llegamos a adultos, es más difícil que alguien nos diga que hacer y hacerle caso, si no, mira a tu padre como se comporta contigo, y aunque mi suegra y yo hemos tratado de hablar con él, sigue sin entender —Ella también suspiró—. Lo que puedes hacer es apoyarla, seguir dándole tu amistad y mandarle un mensaje de ánimo de vez en cuando. Eso podría ayudarla.

—Ella no es una persona abierta. Siempre ha tenido sus problemas lejos de los demás y jamás busca la ayuda de alguien, nunca. Prefiere arreglar los problemas por sí sola.

Un verano inolvidable #1 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora