Llegó a su casa a tiempo, sus padres no habían llegado y su hermana parecía que había librado una batalla campal en la sala porque encontró ropa, botellas de lubricante y condones usados, pero no había señales de su hermana por ningún lado.
No le dió importancia, su mente giraba y giraba en lo ocurrido con Pablo, era su primer beso y jamás pensó que fuera a ser así de maravilloso.
Le hubiera gustado que Pablo se hubiera declarado o que le hubiera dicho que sentía algo por ella.
Pero solo desvío la mirada sonrojado, y optó por qué volvieran antes de que la castigaran. No le gustó eso, también tuvo que callar sus sentimientos por él y aceptar el regreso al centro.
En todo el camino no hablaron, no mencionaron nada del beso y, cuando la dejó en casa, tampoco le mencionó nada de aquello. Eso la decepcionó un poco, pero no quiso quitarle importancia porque pasaron un agradable momento juntos.
Mientras subía las escaleras, se topó con su hermana quien veía bajando las escaleras juntos a su novio, estaban bañados y vestidos, aunque él tenía la ropa del padre de Roxana mientras que su hermana traía otra ropa.
La miró con desdén, la examinó de pies a cabeza y se cruzó de hombros.
—¿A dónde fuiste? —Elena la miró, se encogió de hombros y se puso frente suyo aunque sin quedar cerca de su hermana.
—Que te importa —soltó con brusquedad.
Su hermana levantó la ceja sin creer que fuera capaz de responderle así.
Algo dentro de Elena había cambiado, no sabía cuándo ocurrió, pero podía sentirlo en todo su ser.
Ya no tenía ganas de seguir siendo aquella niña que se dejaba mangonear por su familia, la que tenía que ceder para que Roxana pudiera tener lo que quisiera, la que tenía que sobajarse, humillarse y dejarse herir por las palabras de su padre como de ella.
Tenía que aprender a ser fuerte, tal vez Pablo le estaba ayudando poco a poco a serlo; eso no importaba, lo único que sí era aprender a ser ella misma sin dejar que los comentarios de los demás la lastimaran.
Pasó de ella dirigiéndose a su habitación, Roxana fue más rápida y la tomó del brazo izquierdo. Elena volteó molesta, queriendo quitarle su brazo de una manera brusca, incluso no le importaba si su hermana caía por las escaleras.
—A mí no me hablas así —dijo, entre dientes. Elena levantó la ceja desafiandola, algo que enfureció aún más a Roxana; así que le dió una sonrisa cruel—. ¿Qué va a pensar papá si descubre los condones usados en tu habitación y la ropa de hombre desperdigada? Se dará cuenta que eres una zorra cualquiera y esta vez te dará una golpiza que ni tú podrás levantarte al día siguiente.
ESTÁS LEYENDO
Un verano inolvidable #1 (✓)
Ficção AdolescenteElena ama el arte; suele dedicar su tiempo en ese pasatiempo favorito. Más ahora que le toca pasar el verano lejos de sus amigas y con una familia con la que tiene una relación un poco problemática. El verano ya inició, las vacaciones también, y un...