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Habían sido tan solo unos meses después de la ceremonia oficial de nombramiento de los campeones en el castillo de Hyrule, dos meses en que los miembros más importante, guerreros fuertes y líderes implacables habían unido fuerza para convertirse en el equipo que tendría que  derrotar la oscuridad de Ganon "La calamidad" y traer nuevamente la paz como esperanza a todo el basto Reyno de Hyrule.

Si bien las primeras misiones como equipo habían dejado mucho que desear, logrando a duras penas coordinarse en sus distintas formas de lucha y completarlas, estaban mejorando, de poco a poco sus vínculos se formaban y estaba segura que muy pronto serían como uno mismo.

Su relación con cada uno de ellos era buena, la matriarca Urbosa de Gerudo era un líder intimidante, y una guerrera mortal, con un estilo de pelea feroz e implacable, le recordaba la manera en que un rayo azotaba la tierra durante la tormenta, contrastando un poco con el aura maternal que inspiraba en cada preocupación hacia cada integrante del equipo, la conocía un poco de lejos con las múltiples visitas que le hacía a la princesa Zelda, había escuchado un día que había jurado protegerla en nombre de su antigua amiga la Reyna de Hyrule tras su trágica muerte.

Mipha la princesa heredera del dominio zora, era su mejor amiga desde una tierna edad, cuando su padre la llevaba a su misiones diplomáticas a la región, se escabullía fuera del palacio, hacia los campos de adiestramiento zora y fue donde la conoció, a simple vista Mipha era mayor que ella pero aún así tuvo la paciencia de lidiar con su versión más joven y revoltosa siendo inseparables desde entonces, gracias a todo es tiempo juntas era un buen equipo dentro y fuera del campo de batalla, confiando su vida la una a la otra.

Daruk, el gran jefe goron, era bastante entrañable con su carisma como fuerza, inspiraba confianza y era el primero en lanzarse a defender a sus compañeros campeones con su poderosa protección, había tenido un poco de temor al tratarlo por su gran tamaño de aspecto duro, pero después de compartir una rica piedra asada tras una revisión a la bestia divina Vah Rundania y un golpe fuerte en su espalda que casi la envía directo a la tierra la nombró "hermano honorario" o simplemente pequeñin.

Si, todos se llevaban de lo mejor, pero no todo podía ser perfecto, en cada equipo había diferencias, así que  por otro lado de la balanza estaba...Revali, el guerrero de Orni.

El Orni no tenía problema alguno de proclamar a los cuatro vientos su odio hacia el caballero designado de la princesa, su carácter difícil y su ego más grande que el monte de Hebra habían complicado un poco el trabajo de equipo, lanzando  graznidos y maldiciones cada vez que estaba en su perímetro de visión, ¿Había hecho algo para molestarlo? ¿Era por la espada maestra? ¿Existir?, Nunca lo sabría en realidad, pero siempre que parecía cruzar el límite de lo tolerante unas miradas de advertencia de Urbosa y una amigable plática de parte de Daruk que casi siempre terminan con su columna rota lo lograban  controlar un poco, pero esto no evitaba que cuando se encontraban nuevamente solos se detuviera en retarla a duelos sobre bestias divinas imposibles de alcanzar por su propia cuenta o simplemente pavonearse de su evidente habilidad en los cielos.

Tal vez debió mencionar aquella vez en el relleno del pueblo que su vendaval había sido impresionante, pero eso habría aumentado más el ego del arquero, además estaba en visita oficial con la princesa Zelda, no podía darse el lujo de de hablar o mostrar cualquier emoción que pueda dejar mal a la corte hyliana, pero a su defensa no había hecho nada insultante para que Revali se comportará con tal enemistad y por lo cual a veces prefería permanecer fuera de la vista del 'cucco endemoniado'.

Pero aquí se encontraba en el pueblo Orni, acompañando a la princesa a una revisión sorpresa para la bestia divina Vah Medoh, no era nada oficial, solo era una excusa para estar lo más alejada del Rey, no la juzgaba, podía entenderla perfectamente pero venir asta los confines de Tabanta era un poco...extremo.

Evadiendo El Destino (Revalink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora