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"¡Oooy! ¡Pero qué monada!"

Podía sentir el aire traspasar la fina tela de su vestuario, le permitía soportar el calor del desierto, además se sentía demasiado suave al tacto y la hacia lucir como una...Chica.

"Sabía que eras todo un encanto, ahora todo aquel que te vea creerá que eres una chica encantadora" No lo pudo evitar se llevó las manos a su mejillas mientras se meneaba de un lado a otro con timidez por los cumplidos, era una chica pero jamás se había sentido como una como en esos momentos y fue agradable por un segundo fingir ser solamente una chica linda.

"Fue un placer ayudar a una vai tan linda como tú" Link sonrió contenta cuando el viento del desierto sopló y el calor fue soportable por la nueva vestimenta, incluso sus ánimos no decayeron cuando el velo de la misteriosa vai se zafó de su rostro y rebeló un voe.

Sin más, haciendo uso de la tableta Sheika volvió a la ciudadela con mayor velocidad, respiró con fuerza y sostuvo el aire cuando empezó la actuación de su vida, se encargó de balancear un poco las caderas mientras avanzaba con pasos cortos pero confiados y cruzó entre los guardias, ninguno la detuvo.

"Sawook" Saludó una de los guardias en cuanto cruzó el umbral y se detuvo solo unos segundos tensando los hombros ¿Se habían dado cuenta?
"Eres una vai tan pequeña y linda" Link se sonrojó de nuevo y sostuvo sus manos detrás de su espalda con coquetería, podría fácilmente acostumbrarse a eso.
"¡Bienvenida a la ciudadela de Gerudo!, Es un santuario sagrado para las vai, disfruta mucho tu estadía"

Link parpadeó un poco ante la amabilidad del guardia tan solo ayer la había arrojado sin remordimientos a la arena amenazando con el filo de su lanza, ahora esa amabilidad le resultaba abrumadora pero aún así asintió con estuciasmo y corrió hacia la ciudadela sin darles más tiempo a ser reconocida.

Por unos momentos dejó que el bullicio de la cuidad la deslumbrará, era tan grande y llena de vais que le resultó abrumador pero en el mejor sentido, jamás había estado rodeada de tantas personas que sonreían al verla y le llenaban de cumplidos, incluso se permitió perderse por unos momentos entre los diversos puestos de comercios donde todos intentaban llamar su atención con una sonrisa.

Shayne, una sastre que ofrecía gran variedad de vestuarios, uno en especial teñido de blanco, era tan elegante que podría casarse con eso puesto de nuevo, Avoor, una Gerudo mayor que vendía flechas de todos los tipos desde que era una niña le permitió abastecer su almacén a un buen precio e incluso conoció a Ilene, una joven orni que estaba de visita en la cuidad, ahora pensaba en poner su propio puesto de venta en la plaza con mercancías de Tabanta.

Pero cuando el sol alcanzó su punto más alto y el rugido de Vah Naboris inundó la región volvió a su realidad, no estaba de vacaciones, no era un turista como la mayoría que inundaban la ciudadela en ese momento, ella se había infiltrado con una misión.

Detener a Vah Naboris y salvar a su piloto.

Con sus ideas más centradas y cuando su determinación de campeón volvió caminó hacia el gran palacio que se encontraba en la parte superior, subió las escaleras contemplando las piedras que se usaban de soporte y visualizó la fuente de agua en la pared superior, seguramente era lo que hacía habitable la ciudadela a mitad de un desierto.

Cuando al fin estuvo en dentro del gran salón, no espero aquello, en la sala de trono, donde su memoria le decía que debía estar una mujer de color abrazador, mirada maternal y presencia abrumadora, había una chica, de mirada curiosa y sonrisa risueña, su postura recta pero no confiada le decía que tenía muy poco en ese puesto, pero su presencia indicaba que estaba hecho para ello, estaba segura que en algunos años tal vez podría ser aquella mujer que su memoria buscaba.

Evadiendo El Destino (Revalink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora