Cap XXXIX - El regreso del francotirador.

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La mansión de Viktor Nikiforov lucía llena de vida ya que la primavera al fin estaba en su máximo esplendor cubriendo de bellos colores los grandes jardines que rodeaban la casa, al mismo tiempo una cálida brisa transportaba los cantos de innumerables aves que hacían sus nidos en las copas de los árboles cercanos, sin embargo esa mañana un fuerte sonido los hizo volar en desbandada ya que una serie de disparos rompió la tranquilidad del lugar.

--¡Oh no, volviste a fallar!.-- se quejó el japonés viendo hacia una fila de latas colocadas sobre un tronco a corta distancia.

--No habría fallado si no estuvieses hablando todo el rato.-- contestó Yura Plisetsky examinando como había fallado varios tiros.

--Mejor admite que no tienes talento para ser francotirador.-- añadió Yuuri con un poco de sorna.

--Con un maestro como tú nadie aprende.--

--¿¡Qué!?.--

--¡Lo que oiste!.-- respondió el rubio.

--¡Eso no es!...--

--Ya ya dejen de pelear por favor.-- intervino Viktor que todo ese tiempo había estado sentado sobre otro tronco viendo la escena.

--Entonces dile que no hable como perico cuando estoy calculando el tiro.-- se volvió a quejar el rubio.

--Mejor compra unos anteojos, o mas aun un telescopio.-- dijo el pelinegro riendo sonoramente.

--¡Mira quién lo dice el chico cuatro ojos!--

--¡He dicho que basta!.-- esta vez Viktor levantó demasiado la voz haciendo que tanto Yuuri como Yura callaran de golpe.-- Dejen de pelear por estupideces.-- ordenó con severidad.

--Colocaré las latas un poco mas cerca.-- Yuuri al momento comenzó a acomodarlas en un tronco mas cercano.

--Descuida, creo que por hoy es suficiente practica.-- Yura tomó sus audífonos y se encaminó a la casa bastante molesto.

--Lamento la discusión.-- se disculpó el nipón apenas el rubio se marchó.

--No es necesario, sólo que no me agrada verte pelear con mi hermano.--

--Pero eso yo no lo tomo como pelea.--

--¿Ah no?.--

--No, para mi no es más que una forma de bromear.--

--Entonces no bromees de esa forma, Yura tiene muchas cosas pero el sentido del humor no es una de ellas.--

--Lo he visto, y precisamente eso me hace querer hacerle bromas para verlo rabiar un rato.-- admitió con tono divertido.

--Yuuri por favor deja en paz al pobre Yura.-- respondió el peliplata atrayendo al nipón a sus piernas donde de inmediato se sentó a horcajadas.

--Lo siento pero no puedo evitarlo.--

--Eres un travieso.-- Viktor después de decir eso comenzó a besar los labios del nipón que al instante lo rodeo por el cuello ansioso por recibir el beso de su pareja.

--Creo que no soy el único, señor Nikiforov.-- contestó al sentir las manos de Viktor frotar su trasero.

Viktor como respuesta sólo aumentó el furor de sus besos mientras que Yuuri poco a poco comenzaba a perder el control sin importar que se encontraban en el patio trasero de la mansión donde podrían ser sorprendidos fácilmente por cualquiera de sus guardias que meroreaban el sitio, estaban tan concentrados en sus mutuas caricias que ni siquiera se percataron de que el móvil de Viktor tenía rato sonando hasta que este lo sacó con disgusto de su bolsillo para ver quien era.

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