¬Ateo a Medias

Capitulo 40

El error más común es creer que los niños no saben nada.

Su nombre es Xue Yang, literalmente "Pecado" en todo uso de la palabra. No se llamaba "tonto" como su vecino le llama pero incluso si lo piensa ese nombre era mucho mejor que el que tiene. No le gusta decir su nombre por eso y si algún niño le insistía mucho en ello, lo más probable es que termine con un ojo morado y una nariz chorreante de sangre.

Sip, a Yang no le gusta su nombre.

El nombre lo había recibido de su padre. Según escucho de alguna de las charlas de teléfono de su madre había vivido por un mes antes de tomarla a ella y huir de su madre. No conocía la razón de aquello pero tenía el presentimiento de que era mejor de ese modo. Su padre le puso ese nombre y vivió con él casi 5 años antes de que muriera.

-Recuerda A-Yang, no hablas con "ellos" ¿me oíste?

"Ellos" así era como su padre les decía a las personas invisibles, sólo él podía verlos y aunque nunca le han hecho algo muy malo, sus rostros le daban miedo. Podía verlos casi en todos lados y a su corta edad comprendió que mientras no los mire a los ojos, nada malo podría pasarle.

"Te quiero"

Nunca había oído a su padre decir eso, el miraba a las mamás de sus compañeros decirles eso siempre, se llegó a preguntar si eso era algo importante, se preguntó entonces si su padre era capaz de decirlo, tal vez su padre tenía una enfermedad que le impedía decir esas palabras. Nunca lo supo y nunca lo sabrá.

Pude verlo, en ese momento exacto en el que lo llevaban en una camilla de hospital veía entrar su cuerpo por una puerta pero a su vez veía a su padre convertido en uno de "ellos" parado justo frente a él, mirándolo unos segundos antes de acercarse y sentarse a su lado.

-A-Die ¿te quedarás así o te irás?

-Te dije que no hablaras con alguien como yo.

-Perdón...

-Está bien, sólo no vuelvas a hacerlo- respondió- A-Yang, A-Die se ira ahora.

Xue Yang miro a su padre a los ojos, sus pequeñas manos trataron de tomar uno de los brazos de su padre, no lo logró, no puedes tocar a un fantasma. Él pequeño niño que sólo conocía un mundo a lado de su padre lo miro con súplica, más no dijo nada. Lo entendía, él prefería que su padre se fuera, a que se quedara y se convirtiera en algo como "ellos". Su padre tampoco dijo nada, sólo se levantó de su lugar.

-Te quiero- él le dijo como siempre hacía, esta vez con la esperanza de recibir una respuesta por primera vez.

No la hubo. Su padre desapareció frente a el. Y, tal vez si él no hubiera estado de espaldas podría haber visto la pequeña sonrisa formada en los labios de su padre.

Se quedó esperando, espero por horas a que alguien le dijera que hacer pero nadie le dijo nada. Recuerda el momento exacto en el que una mujer entró corriendo al hospital, recuerda que la mujer se detuvo a hablar con una enfermera antes de mirarlo y correr a él. Fue la primera vez que sintió unos brazos rodearlo, también fue la primera vez que sus ojos se llenaron de lágrimas, la mujer le preguntó la razón de su llanto y Yang sólo pudo pronunciar cinco palabras.

-Tus brazos son tan cálidos.

Se enteró después que esa mujer era su madre y que a partir de ese momento viviría con ella.

Fue ahí cuando conoció a su vecino, pasó unas horas con él, y a la mañana siguiente todo se tornó claro para él, se dio cuenta de algo que ni él mismo Jiang Cheng parecía entender. Tal vez fue su instinto de supervivencia, o quizás su experiencia con "ellos" no lo sabe con claridad. Lo que sabe bien es...

Debía mantenerse alejado de Jiang Wanyin.