-¿Así que viviste en una mansión?- trató de entender Daniela.
Ana se echó a reír.
-Dios, no. Vivíamos en las dependencias del servicio. La casa estaba en una pendiente por lo que desde el frente, parecía tener sólo tres pisos. En realidad, eran cuatro. Vivíamos en el primer piso. Así como Roberto. En ese momento, no entendía la percepción de las dependencias de servicio.
Pero no se me permitía subir las escaleras. Bueno, no a voluntad. Si ellos no tenían compañía o huéspedes por los alrededores, entonces a Verónica se le permitía llevarme a su habitación.
Siempre y cuando, por supuesto, ninguno de los verdaderos amigos de ella estuviese allí. No se veía nada bien que la hija de la criada estuviese arriba.
-Vaya, qué presuntuoso- dijo Daniela - ¿Todavía hay gente así?
-¿Qué? ¿Personas aferradas con la separación de clases?- preguntó Ana- Los Castro eran antiguos adinerados- dijo- Doña Socorro Castro seguía todas las reglas sociales. Era bastante rígida acerca de su estatus en la comunidad.
-Sé que habias dicho que México había crecido, pero ¿es lo suficientemente grande como para soportar una de sus tiendas?
-México y sus alrededores tiene muchísimas personas. Mi concepto de mercado de productos frescos debería ir bien allí.
-¿Esta será tu cuarta tienda?- preguntó Tina.
Ana asintió- Sí. Todavía no puedo creer lo exitosa que hemos sido. Pero los grandes hipermercados, sólo van a las grandes ciudades. A pesar de que nuestras tiendas son mucho más pequeñas, podemos ofrecer productos orgánicos y alternativas vegetarianas y veganas, granos y frijoles al mayor- tuvo que detenerse, sabiendo que podía hablar por siempre sobre su negocio- Ha sido un gran éxito en las ciudades más pequeñas donde somos su única opción.
-¿Entonces sólo te irás mientras se apertura? ¿No planeas quedarte allí?- trató de entender Tina.
-No. No me veo viviendo en México otra vez.
-Así que cuéntanos más acerca de Verónica animó Daniela. Se convirtieron en buenas amigas, me imagino.
Ana asintió- Al principio, su madre estaba horrorizada de que ella bajara al piso de las personas que habían contratado. Por supuesto, ellos fueron un gran apoyo cuando mi padre estuvo enfermo, básicamente, tomaron a mi madre bajo sus alas. Estoy convencida de que esa fue la única razón por la que se me permitió entrar en la vida de Verónica.
-Supongo que no fueron juntas a la escuela.
-Oh, no. Estábamos en el mismo grado, pero ella iba a la escuela privada en la ciudad. No teníamos amigos en común para nada. Al principio, sólo jugamos afuera, o en la cocina, o en mi habitación. Pasó un tiempo antes de que ella me llevara arriba- dijo- Yo tenía doce años.
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-¿Estás segura de que está bien?
Verónica tomó su mano y la remolcó por las escaleras.
-Quiero mostrarte mi tarea. Me habías dicho que eras buena en matemáticas- le recordó- Te prometo que no voy a obligarte a jugar con mi colección de Barbies.
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Para Siempre...(VerAna)
RomanceAna y Verónica se conocieron cuando tenían diez años de edad. Se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna que se convertirían en amantes, también nunca hubo duda alguna en que Verónica se casaría y...