Capítulo 32 "La firma"

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Verónica miró los papeles en su mano y luego los metió en el sobre, lentamente deslizando su mirada hacia su madre.

-¿Él te pidió que le llevaras los papeles del divorcio? ¿Es eso legal?

-Almorcé ayer con Omar. Él no puede creer que en realidad estés haciendo esto. Él pensaba... Todos lo hicimos... Que volverías a tus cabales para este momento.

-Mamá, ¿vamos a tener esta conversación cada vez que vengas aquí? ¿En serio?- preguntó ella- Porque nada ha cambiado. Todavía voy a firmar los papeles.

-Y cuando te divorcies de él, ¿entonces qué? ¿Vas a empezar a tener citas? ¿Vas a recorrer las entrañas del país tratando de encontrar a alguien con quien tener citas? Ya casi tienes cuarenta años, Verónica. ¿Qué vas a hacer?

La castaña volteó sus ojos dramáticamente.

-Apenas tengo treinta y ocho. ¿Y eso es lo que más te preocupa? ¿Con quién voy a tener citas? ¿Si son de la clase social correcta?

-Esto no es para tomarse a la ligera. Hay casafortunas, por si no lo sabías. Es por eso que Omar es perfecto para tí. Nunca fue una cuestión de dinero o de la posición de su familia. Y quieres tirar todo eso por la borda- dijo Socorro con su voz cada vez más fuerte- ¿Qué es lo pasa contigo?

Verónica estaba harta de este argumento y sólo conocía una manera de ponerle fin a la misma. Se enfrentó a su madre, mirándola a los ojos enojados.

-¿Quieres saber lo que está mal? ¿De verdad? ¿Quieres saber por qué me estoy divorciando de Omar?- la rubia mayor la miró y Verónica creyó ver un atisbo de miedo en sus ojos. No miedo de ella quizá, pero si de lo que estaba a punto de decir. El pulso de la ojiverde latía nerviosamente, pero enderezó los hombros mientras tomaba una respiración profunda- Soy gay... Es por eso que me estoy divorciando de él.

Dios, se sentía tan bien decirlo.

Su madre realmente se quedó sin aliento y se llevó una mano al pecho- ¿Gay?- susurró- Tú no eres gay. Los Castro no son gays.

La ojiverde lanzó una sonrisa rápida- Sí, aparentemente lo son. Una de ellos por lo menos.

-Has perdido la cabeza- dijo lentamente, pronunciando cada palabra con precisión- No puedes ser gay. Tienes un hijo.

-Oh, Dios mío- se rió- Soy la primera lesbiana en casarse y tener un hijo- dijo con sarcasmo- ¡Llamen a la prensa!

-No hay necesidad de burlarse de mí- señaló su madre- Esto es serio.

La sonrisa de la castaña se desvaneció- Sí, lo sé.

Entonces Socorro comenzó a caminar y Verónica esperó su próximo estallido.

-¿A quién le has contado esta historia ridícula? ¿Te imaginas si esto sale a la luz?- Verónica rodó los ojos otra vez- ¿Crees que esto es gracioso? ¿Es esa la excusa que vas a utilizar? ¿No tienes ninguna razón legítima para el divorcio por lo que vas a utilizar esa?

-¿Razón legítima? Estoy en un matrimonio sin amor, uno al que me obligaste a entrar- respondió ella.

Los ojos de Socorro se clavaron en los suyos.

-Tienes un hijo- dijo enfáticamente- Debe haber habido algo de intimidad.

-Sí. Porque traté de no ser gay- aclaró, sorprendida de que en realidad estaba teniendo esta conversación con su madre- Omar y yo no hemos sido... Íntimos en años.

Su madre parecía estar sin las palabras. Pero sólo fue temporal, ya que su caminata comenzó nuevamente en serio. Verónica se preparó para la siguiente batalla.

Para Siempre...(VerAna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora