Ana caminó lentamente a través de la tienda vacía, tocando las estanterías mientras caminaba. Casi habían terminado el interior...un par de semanas cuando mucho. Entonces ella y su hermana tendría su propio paseo oficial con el contratista, pero ella se encontraba ahí casi todas las noches, comprobando el trabajo.
El patio de comidas resultó ser exactamente como lo había previsto y los estantes inclinados a cada lado de la tienda, añadían una dimensión diferente a los pasillos de las tiendas de comestibles estándar. Su mirada recorrió de un lado al otro; se sintió nuevamente abrumada por el espacio. Necesitarían una gran cantidad de inventario para llenarla. El pánico la inundó por un momento. Tal vez era demasiado grande. ¿Qué pasaría si no tuviese buena acogida? ¿Qué pasaría si nadie en la ciudad estuviese interesado en los alimentos naturales?
-Me encanta. Es grande...
La morena se volteó sorprendida por la voz. Verónica era la última persona que esperaba ahí.
-No es tan grande- caminó dirigiéndose hacia la parte trasera donde estaban los refrigeradores. Sintió que la castaña la seguía- ¿Cómo sabías que estaba aquí?- preguntó finalmente.
-Vi la camioneta al frente. Y probablemente deberías cerrar las puertas si estás aquí sola- respondió la mayor con una sonrisa.
-Sí. Nunca se sabe quién pudiese entrar de la calle- bromeó. Su sonrisa se desvaneció cuando sus ojos se encontraron- Acerca de la otra noche...- dijo- Debo pedir disculpas.
-¿Y por qué exactamente vas a pedir disculpas?
Ana miró hacia otro lado- No las invité aquí. Y... Kate y yo... No hay nada entre nosotras, Verónica.
-No tienes que darme explicaciones.
-¿No tengo que hacerlo?- se encontró nuevamente con sus ojos.
La castaña fue la primera en apartar la mirada.
-Ella parecía... Muy posesiva contigo. Dejó muy claro que eran más que amigas.
-Es solo eso. Realmente ni siquiera somos amigas- aclaró- Daniela le habló de ti, de nosotras, de nuestro pasado. Creo que más que nada su curiosidad se despertó.
-Y ella quería hacerme saber que ustedes dos también tenían un pasado- añadió Verónica.
La morena se volvió hacia ella- A Kate le gustan los juegos. A mí no.
La ojiverde se acercó más, alcanzando con su mano la de ella, y entrelazó sus dedos.
-Bien. Porque soy demasiado vieja para los juegos.
Ana tiró de ella acercándola más, y sus ojos se sostuvieron- ¿Qué quieres de mí?
-Creo que la pregunta es...- inclinó su cabeza- ¿Qué quieres tú de mí?
Apretó los dedos de la mayor, tirando de ella aún más cerca.
-Quiero lo que siempre he querido. Pero que nunca pude tener- dijo ella bajando su cabeza y rozando la mejilla de la castaña con sus labios- Quiero todo de ti- susurró. Deslizó su mano hacia arriba por el cuerpo de Verónica, deteniéndose debajo de su pecho- No sólo tu cuerpo- permitió que su mano continuara su trayecto, viendo como los ojos verdes frente a ella se oscurecían mientras pasaba el pulgar por su pezón- Tu cuerpo, tu alma... Tu corazón.
-Siempre has tenido mi corazón, Ana- murmuró mientras sus labios se movían hacia la boca de la morena.
Permitió que el beso se profundizara, su lengua trazó el labio inferior de la menor antes de deslizarse hacia adentro, encontrando la lengua de Verónica en una batalla hambrienta. La presionó contra la puerta del refrigerador, empujando su muslo entre las piernas de ella, separándolas. Se aferraron ambas a sus cuerpos, mientras pequeños sonidos de placer salían.
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Para Siempre...(VerAna)
RomanceAna y Verónica se conocieron cuando tenían diez años de edad. Se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna que se convertirían en amantes, también nunca hubo duda alguna en que Verónica se casaría y...