Verónica jugueteó con el teléfono, girándolo entre sus manos con nerviosismo. Ella y Cristian hablaban todos los días, por lo general tarde en la noche cuando ella o él hacían la llamada.
Pero Omar había regresado de su viaje de negocios y estaba programado que estaría en casa durante dos días antes de que se dirigiera a Valencia para reunirse con su jefe de campaña y el personal. Rodó sus ojos ante ese pensamiento, todavía no estaba segura del por qué... O cuando... Se había obsesionado con la política.
En cualquier caso, quería hablar con él esta noche. Habían pasado tres días desde que ella y Ana habían hablado y finalmente tuvo sus pensamientos lo suficientemente organizados para intentar una conversación. Él estaría anonadado, sin duda. Su incredulidad se transformaría rápidamente en ira, lo sabía. No sería ira porque su matrimonio estaba llegando a su fin, su matrimonio había terminado hacía años. Su felicidad no le importaba a él, su única preocupación sería la forma en que esto le afectaría a su carrera.
Miró su teléfono y sin más reflexiones marcó el número de su hijo. Tenía que decirle a él primero... Decirle que dejaría a su padre. Respondió rápidamente, sonando sin aliento.
-Hola, mamá- le saludó.
-Hola cariño, ¿Te agarré en un mal momento?
-No. Voy de camino a la biblioteca.
-¿Quieres decir que realmente tienes que estudiar ahora?- bromeó.
-Difícilmente. Estoy dando tutoría.
Ella sacudió su cabeza y sonrió- ¿Cómo puedes estar dando tutoría? Acabas de comenzar.
-Ya sabes cómo es- dijo vagamente.
-¿No es desafiante?- supuso ella. Lo oyó respirar profundamente antes de hablar.
-Tengo que hablar contigo de algo- dijo sorprendiéndola.
-Por supuesto. ¿Qué pasa?
Sólo hubo una ligera vacilación- Odio estar aquí- su voz sonó baja- Tenías razón. Les permití que me presionaran con esto. No tengo ningún deseo de ser el próximo gran cirujano- dijo él.
-¿Y ya sabes todo eso? No has estado allí mucho tiempo- dijo ella.
-Sí, ya lo sé.
Ella hizo una pausa, escogiendo sus palabras cuidadosamente- Cariño, ¿es tu edad?- preguntó- Quiero decir, ¿Te sientes... Incómodo?
Él se echó a reír- Ya estoy acostumbrado a ser el más joven en mis clases, mamá. Además, hay una chica aquí, tiene dieciséis años, así que no soy el único bicho raro.
-¡Cristian!
-Lo siento- aún sonaba divertido.
Ella trató de borrar la sonrisa de su rostro.
-Entonces, ¿qué quieres hacer?
-Bueno, siempre he estado interesado en la astrofísica. Más específicamente, la ingeniería astronáutica- afirmó.
-En Español, ¿qué significa eso?
Él rió nuevamente- Quiero construir naves espaciales.
-Ya veo.
-Quiero decir, con mis habilidades matemáticas, realmente debería buscar algo así como la mecánica cuántica o la relatividad. Creo que me gustaría empezar con la astrofísica. Pero en última instancia, me gustaría estar más centrado en el espacio- dijo con evidente entusiasmo en su voz, algo que nunca había escuchado cuando estaba tratando de decidir a qué escuela de medicina asistiría.
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Para Siempre...(VerAna)
RomansAna y Verónica se conocieron cuando tenían diez años de edad. Se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna que se convertirían en amantes, también nunca hubo duda alguna en que Verónica se casaría y...