-Por Dios, mujer- dijo Tina con una sonrisa- ¿En un coche estacionado en la calle?
-Momentos robados, donde pudiéramos encontrarlos.
-¿Y Omar no era el más listo?- preguntó Daniela.
-Omar estaba jodidamente enojado- respondió con una sonrisa.
Colocó la taza de café vacía en la mesa auxiliar, preguntándose por qué viajaba al pasado esta tarde, compartiendo detalles íntimos de su vida, detalles que no había contado a otra alma viviente.
-¿Realmente crees que te encontrarás con ella si vuelves a México?- preguntó curiosa Tina.
Ana se encogió de hombros- No se trata tanto de que pudiese encontrarme con ella, es el hecho de que está allí. Cada vez que voy, me prometo que no voy a verla. Y cada vez, lo hago. Después de la última vez, le dije que ya no podía hacerlo más. Cada vez que la dejaba, yo era un desastre emocional.
-¿Así que tu solución es mantenerte alejada?- volvió a preguntar Daniela.
-Ese parece ser mi único medio de resistirme a ella.
-El hecho de que estaba contigo mientras supuestamente estaba con Omar me molesta- dijo Daniela -Es evidente que estaba enamorada de ti, sin embargo, su compromiso era con él, no contigo.
-Dra. Romo, el compromiso que ella hizo fue casarse con él, no amarlo.
-¿Y tú estabas demasiado comprometida como para ponerle fin al romance?
-Lo intenté. El verano antes de la universidad fue un torbellino y rara vez nos veíamos. Momentos robados aquí y allá, pero nunca tuvimos suficiente tiempo a solas para realmente estar juntas. Ella había viajado mucho ese verano y cuando finalmente se mudó, apenas logré despedirme de ella. No estábamos solas y fue incómodo para nosotras. Lloré esa noche cuando se fue- admitió- Y entonces decidí que necesitaba un cambio. Me alojé en el dormitorio ese primer año. Hice amigos. Incluso tuve una novia- dijo con una sonrisa- Y me alejé. Cuando Verónica estaba en casa, por cualquier razón, inventaba una excusa por la que no podía ir. Acción de Gracias. Navidad, permanecía alejada cuando ella estaba en casa.
-Eras tan joven. Eso debió haber sido difícil- dijo con una mueca Tina.
-Oh, sí. Fue difícil. Y me sentía sola. Pero sabía que si alguna vez iba a seguir adelante con mi vida, tenía que hacerlo. Verónica había, obviamente, seguido adelante con la suya.
-¿Así que no la llamaste o le escribiste? ¿Nada?
-No- negó con la cabeza- Nuestro romance, como lo llamaste Daniela, fue simplemente eso. Un romance secreto.
-Entonces, ¿cuándo la viste de nuevo?
-Fue en las festividades. Le había preguntado a mi madre si sabía cuándo ella estaría allí. Yo estaba completamente preparada para pasar una tercera Navidad a solas. Tenía un trabajo en Whole Foods que era flexible, pero siempre podía usarlo como excusa- miró a Daniela - Mi madre era más inteligente de lo que pensaba y al parecer descubrió que estaba evitando a Verónica.
-¿Así que ella te mintió?
-Sí. Fui a casa un par de días antes de Navidad, pensando que podría pasar tiempo con mamá. Incluso tenía la intención de quedarme un poco más porque mi hermana estaba de licencia. Sólo la veíamos dos veces al año más o menos. Así que lo tenía todo planeado- sonrió recordando cuando vio a Verónica de pie en la parte superior de las escaleras- Tenía veinte años...
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-Ma, estoy en casa- gritó mirando alrededor de la gran cocina sin ver a nadie.
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Para Siempre...(VerAna)
RomansaAna y Verónica se conocieron cuando tenían diez años de edad. Se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna que se convertirían en amantes, también nunca hubo duda alguna en que Verónica se casaría y...