-Deja que te ayude con eso- ofreció Ana cuando Tina trajo la ensalada a la mesa.
-Ya lo tengo. Abre la otra botella de vino- sugirió.
Daniela se inclinó sobre la estufa, inspeccionando la enorme cacerola de lasaña.
-Huele grandioso ¿Cuánto tiempo más?
-Cuando terminemos nuestras ensaladas, estará listo para servir- respondió Tina.
Ana palmeó su mano a medida que Daniela se acercaba para probar.
-Conoces sus reglas- dijo.
-Si hubiese aprendido a cocinar, ella no sería capaz de mantener todas esas reglas sobre mí- dijo Daniela riendo.
Entrelazo los brazos con Ana, mientras regresaban afuera hacia el patio. Tina ya había servido generosas raciones de ensalada en sus platos.
-Quiero escuchar más sobre Verónica y tú- dijo Tina mientras tomaba la botella de vino de la morena- ¿Te estabas enamorando de ella a los trece años y ni siquiera lo sabías?
-Fue en ese momento cuando comencé a tener una pista- dijo con una sonrisa- Las mariposas en mi estómago sólo aparecían cerca de ella. Nunca con los chicos. La idea de que pudiese ser gay me aterrorizaba.
-Has dicho que siempre habías tenido una estrecha relación con tu madre- señaló Daniela. Hablaste con ella sobre eso ¿verdad?
-¿Me estás tomando el pelo? No podía hablar con ella sobre eso- respondió Ana con una sonrisa- Al menos no cuando era tan joven- tomó un bocado de la ensalada y miró a Tina. Esto está grandioso.
-Gracias- levantó las cejas- Así que, ¿Hablaste con Verónica acerca de eso?
-No. Y ella tampoco habló conmigo de eso.
-Ah. Entonces las dos estaban sintiéndose de esa manera- dijo Daniela.
-Sí. Simplemente no hablábamos de eso. Nunca hablamos de eso.
Tina se inclinó hacia delante y sonrió maliciosamente.
-¿La besaste?
Ana asintió- Tenía catorce años...
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-No quiero salir con Omar se quejó Verónica mientras ordenaban su ropa- ¿Por qué me está obligando?
-Tú misma habias dicho que cuando empezaste en la secundaria tendrías que empezar a tener citas- le recordó Ana
-Ni siquiera me gusta- dijo mientras arrojaba otra blusa sobre la cama- ¿Te gusta esta?- preguntó sosteniéndola contra su pecho.
-Sí. Hace que tus ojos se vean más grandes.
Vero la miró durante un momento, con la cabeza inclinada. Arrojó la blusa sobre la cama con las demás prendas, mientras caminaba acercándose.
-Él va a querer besarme.
Ana asintió. A pesar de que no tenía ni idea de quién era Omar Fierro, además de ser el chico que la madre de Verónica había elegido para ella hacía años, aun así sintió una punzada de celos. La ojiverde tomó su mano y sus dedos se entrelazaron entre sí. Era algo que hacían a menudo... Agarrarse de las manos.
Algunas veces, era casual cuando Verónica la guiaba de un sitio a otro. Otras veces, lo hacían mientras se miraban la una a la otra, sus dedos se movían con suavidad contra la piel de la otra, tocando, memorizando, trazando. Esos eran los momentos que Ana amaba. Ahora, el pulgar de Verónica estaba bordeando a través del dorso de su mano y ella tragó nerviosa.
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Para Siempre...(VerAna)
RomansAna y Verónica se conocieron cuando tenían diez años de edad. Se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna que se convertirían en amantes, también nunca hubo duda alguna en que Verónica se casaría y...