-Madre, este no es un buen momento- dijo la castaña preguntándose por qué había contestado el teléfono en primer lugar.
-¿No es un buen momento? Verónica tu padre y yo queremos hablar contigo. Ahora, te esperamos en una hora. Haré que Noemi atrase el almuerzo hasta que estés aquí.
Su madre desconectó antes de que ella pudiese responder. ¿Así había sido desde siempre?
¿Alguna vez había habido un momento en su vida que hubiese ido en contra de los deseos de su madre? Bueno, como le había dicho a Omar la noche anterior, no más. Llamó a su madre de vuelta inmediatamente.
-Como he dicho, este no es un buen momento. Ya tengo una cita para almorzar.
Colgó como su madre lo había hecho, dándose cuenta de lo infantil que era. Pero, por supuesto, su madre la trataba como a una niña. ¿Por qué no actuar como una? Esta vez, cuando volvió a llamar, Verónica la ignoró mientras se apresuraba hacia su coche.
A pesar de sus valientes palabras a Omar la noche anterior, no estaba realmente preparada para hacerle frente a sus padres. Todavía no. Tal vez tener una charla con Ana y Isabelle le darían la fuerza... Y la confianza... Para hablar con ellos más tarde. Pero no en la mansión. Si ellos querían enfrentarse a ella, tendrían que hacerlo en sus propios términos.
El último día de primavera era cálido y bajó la ventana, dejando que el viento levantara su cabello, soplándolo alrededor de su rostro. Se sentía bien. Ella se sentía bien. Tenía una pequeña sensación de libertad en acción y sonrió, con ganas de comer.
Había sido sorprendida anteriormente por la llamada y la invitación de Ana para unirse a ellas. Había asumido, después de su última reunión, que tendría que ser ella quien llegara a la morena. Aunque disfrutaba la compañía de la hermana de Ana y ciertamente la de Isabelle, se trataba efectivamente de Ana a quien estaba deseando ver. Como le había dicho la otra noche, necesitaba una amiga. Y después de lo que había sucedido con Omar la noche anterior, quería compartir eso con ella.
Isabelle abrió la puerta con su llamada. La casa estaba fresca y ventilada, con las ventanas abiertas.
-Me alegra verte nuevamente, Verónica dijo ella- No sé si Ana te advirtió, pero ella está cocinando el almuerzo- rió- Puede que tengamos que ir corriendo por una hamburguesa más tarde.
-Mientras que no sea tofu- susurró con un guiño. Pero que bien te ves
-Mis hijas están aquí cuidando de mí, ¿cómo no estarlo?- la llevó adentro y hacia el patio- le pido a su otra hija que les llevara té.
Verónica miró por encima de su hombro, con la esperanza de ver a Ana, pero lo único que escuchó fue el intermitente silbido procedente de la cocina.
-¿Quién sabe lo que ella está planeando?- dijo la mayor de las Gabriel- Aunque hizo unos frijoles negros y sopa de verduras muy sabrosos anoche.
El pequeño patio estaba cubierto y sacaron las sillas cerca de la casa y fuera del sol. Verónica se relajó con un suspiro de satisfacción cuando su mirada recorrió el césped recién cortado, aterrizando en el jardín de flores... El orgullo y la alegría de Isabelle.
-Es tan agradable aquí- dijo- Quiero algo como esto.
-¿Le has dicho algo a Omar?- se acercó Isabelle a ella.
-Sí. Ayer por la noche.
-¿Cómo se lo ha tomado?
-Como era de esperar. Más preocupado por la manera en que eso le va a afectar, no por mí.
Isabelle asintió con la cabeza- Sí, estoy segura. El cambio es difícil- sonrió y añadió- Sobre todo para los hombres.
-Para mí también- dijo la castaña pero no dio más detalles.
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Para Siempre...(VerAna)
Roman d'amourAna y Verónica se conocieron cuando tenían diez años de edad. Se convirtieron en buenas amigas, pero ambas sabían su lugar en la vida. Nunca hubo duda alguna que se convertirían en amantes, también nunca hubo duda alguna en que Verónica se casaría y...