Capítulo 8 "Diecisiete años"

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-Oh, vaya- dijo Tina mientras se abanicaba- ¡Qué calor hace aquí!

Ana se echó a reír- Ustedes querían saber.

-Como he dicho antes, esta es la mejor historia de la primera vez que he escuchado.

-¿Qué hubiese pasado si las hubiesen atrapado?- preguntó Daniela.

La sonrisa de la morena se desvaneció.

-Su madre me habría matado.

-¿Qué hay de tu madre?

-Mi madre me habría matado- sonrió de nuevo, asintiendo con la cabeza hacia Daniela, quien preguntaba en silencio si quería más café.

-Creo que es romántico- dijo sirviéndole.

-¿Romántico? ¿Hormonas descontroladas a los dieciséis años? No sé cuan romántico es eso- respondió Ana- Ninguna de nosotras sabíamos lo que estábamos haciendo.

-Evidentemente aprendías rápido- dijo Daniela con una sonrisa- Supongo que eso fue antes de que pudieras simplemente buscar en Google por todo lo que querías saber.

-¿Hace veinte años? Sí. Estábamos por nuestra cuenta.

-Pero Omar seguía en el cuadro. ¿Cómo te conciliaste con eso?

-Era lo que era. Omar estuvo siempre en el cuadro. Conocía mi lugar. A pesar de lo que hubiese querido para nosotras, sabía que nunca podría ser.

-¿Qué crees que ella quería para ustedes dos?

Ana miró a Daniela pensativa.

-Pensé que habías dicho que no ibas a ponerme en tu sofá, Dra. Romo.

-Lo siento- sonrió- Es solo que acabo de encontrar tu historia muy intrigante. Me sorprende que hayas podido manejar todo eso tan bien como lo hiciste a esa edad.

-Como he dicho, sabía cuál era mi papel en su vida. Sí, estaba enamorada de ella. Locamente. Ella también estaba enamorada de mí. Pero eso llegaría hasta donde podía llegar. No teníamos futuro. El suyo ya estaba planeado. Robamos momentos, eso fue todo.

-Eso es muy triste- dijo Tina.

-Sí. Fue difícil. Traté de no pensar en sus citas con Omar y lo que ella estaba haciendo. Ya no preguntaba. No quería saberlo.

-Entonces, ¿Con quién perdió su virginidad? ¿Contigo o con Omar?

La morena recordó muy bien esa noche. Era uno de esos momentos especiales que siempre llevaría con ella.

-Conmigo. Fue un sábado. Tenía diecisiete años...

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Era una rara ocasión que ellas tuviesen la mansión para ellas mismas. Bueno, a excepción de Roberto, pero él nunca subiría a la habitación de Verónica. Su madre estaba en un baby shower y los demás miembros de la familia habían salido temprano esa mañana para un viaje de una noche hacia Chicago.

Ella y la castaña no habían tenido mucho tiempo a solas en las últimas dos semanas y extrañaba su cercanía. Tenía muchas ganas de pasar el día con ella. Cuando llamó a su puerta todo lo que escuchó fue un murmurado "pase" desde el otro lado.

-¿Verónica?

-Aquí.

Se dirigió al dormitorio, sorprendida al encontrarla acurrucada en la cama, con un pañuelo empuñado en su mano. La menor se detuvo en seco al ver las lágrimas en los ojos de su mejor amiga.

Para Siempre...(VerAna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora