40 Hermanos

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Eamon observaba el fuego de la hoguera consumir los grandes pilotes de madera. Tras haber mandado a traer al brujo, escuchado con atención lo sucedido y presenciado las evidencias, el Arl no parecía complacido con las acciones del Jowan.

Las malas, ni las buenas.

Elissa no estaba sorprendida. Sabía que el hombre quería sentenciarlo a muerte y la palabra de su hermano podría salvarlo del filo de la espada. Solo para darle un destino peor.

Tranquilidad.

Elissa vio a Surana palidecer cuando Eamon anunció su deseo. Llorar cuando Jowan dijo que no iba a resistirse al juicio. La joven observó al Arl enfocar a Aedan con la intensidad de un ave de presa.

– ¿Qué piensas Grey Warden? – preguntó el anciano. – Tú eres el salvador de estas tierras. A ti te debo el bienestar de mi familia. Dime, ¿cuál es a tu juicio el destino adecuado para este apóstata?

Surana aguantó la respiración y Elissa deseó pararse a su lado y tomarle de la mano. Ella tenía a su dulce Alistair para que le apoyase, pero incluso ahora, el elfo estaba solo.

– Deseo conscriptar a este hombre – anunció Aedan, y su voz resonó como un eco por los altos techos de la estancia de Eamon.

Elissa sintió los nudos de su espalda soltarse cuando la tensión se disipó de su sistema. Se recostó contra Alistair, sorprendida de que Surana ni siquiera se tambaleara. EL brujo elfo había pasado del blanco cadavérico al verde vómito en un instante, pero se mantenía erguido como un árbol.

– Absolutamente no – espetó el Arl – Sus crímenes son demasiado terribles. Por su culpa casi pierdo a mi familia y mis tierras. No puedo dejarlo ir así sin más.

– My Lord – intercedió Elissa – Sea razonable. Jowan, aunque un apóstata, también es una víctima de Loghain. Fue engañado, manipulado y abandonado. Y en vez de huir, como muchas veces tuvo ocasión, escogió quedarse a enfrentar el juicio. Fue gracias a él que conseguimos eliminar el demonio de Conner.

– Pensé que lo magos de la Torre era a quien les debía mi gratitud. – comentó Eamon.

– En parte sí – dijo una voz femenina. – Permítame presentare Messer. Me llamo Leliana, una Barda de Orlei.

– Y mi prometida – intercedió Fergus. Elissa quiso saltar y abrazar a la pareja, pero debió usar toda su fuerza para mantenerse quieta.

Eamon asintió y la joven prosiguió.

– La realidad es que fue Jowan quien nos reveló la posibilidad de salvar a Conner. – Continuó Leliana – El mismo nos informó que los magos de la torre tenían los recursos para hacer un ritual donde enviar a un mago al velo. Como la Arlesa bien puede confirmar – a nadie le pasó desapercibido la ácida mirada que Eamon le dedicó a su esposa. – Fue él quien derrotó al demonio.

– Jowan me ha probado que es capaz de hacer el bien. – Dijo Aedan – Es joven, y ha cometido muchos errores. Pero con la guía adecuada creo que puede convertirse en un gran Grey Warden.

Eamon frunció el entrecejo. Miró a su hermano, como buscando una negación de las palabras del Grey. Lentamente, el Bann asintió y Eamon no tuvo otra opción más que imitarle.

– Cuando dijiste que lo conscriptarías, supe que no importaría mi opinión. – Murmuró el Arl masajeándose la cien – Los tuyos siempre han sido así, gracias a esos tratados que en tiempos de ruina los ponen por encima de los reyes. Tenemos un objetivo mucho mayor, y mi deuda es inmensa, por eso permitiré que te salgas con la tuya. Pero si he de ser sincero – dijo, atravesando con la mirada a Jowan – espero que no sobrevivas.

La Profeta de los Grey WardensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora