05 "El ataque"

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NA: Holaaaa.

Estoy un poco triste porque nadie ha comentado de la historia. Pero no importa, seguiré subiendo capítulos porque veo que alguien la está leyendo. Sé que la historia llega un poco tarde, ya que Origin es un juego antiguo. Pero a mi me gusta mucho.

En este capítulo es donde despego con las peleas y tal. De aquí en adelante la cosa estará un poco movidita. Estoy editándolo todo porque empecé a leer desde el inicio y encontré problemas, sobre todo con la redacción. Así que intento corregirlos. Espero haber arreglado algo y que ahora sea más fácil de leer.

Si encuentran algo que quieran que aclare por favor háganmelo saber.


Los  ladridos del mabari despertaron a Aedan

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Los ladridos del mabari despertaron a Aedan. Le vio de pie frente a la puerta, observándola con un capricho perturbador mientras gruñía.

- Lo siento – dijo Dairren como disculpa. Por su expresiónparecía haberse levantado hacía pocos minutos - he intentado tranquilizarlo, pero no quiere escucharme.

Aedan se levantó, colocándose su ropa interior y la armadura. Las cuales se encontraba desparramada por los costados de la cama, en señal de la pasión momentánea.

- ¿Oyes eso? – preguntó, percibiendo el gran alboroto que venía del exterior.

- ¿Qué cosa? – contestó el hijo de Lady Landra colocándose el camisón.

- Ese ruido. –

- Espera, iré a revisar. – Dairren caminó hacia la puerta y apenas la abrió el mabari salió corriendo.

Aedan se precipitó tras él, encontrándose el corredor común atestado con sus familiares.

Oriana sostenía a Oren con la mirada clavada en la puesta del corredor, donde el mabari se había detenido. Lady Landra y su criada estaban en camisón y esperaban junto a la puerta de Eleanor. Todas las mujeres estaban pálidas y aterrorizadas mientras el perro arañaba la puerta entre ladridos amenazantes. Quietas en su sitio como estatuas.

La puerta de la recámara principal se abrió y Eleanor apareció en completa armadura y con un arco a la espalda. Inmediatamente Aedan corrió a por su espada y escudo.

- Toma una espada – le dijo a Dairren – nos atacan. –

El chico se apresuró a obedecer, vistiéndose con una armadura que Aedan le ofreció.

- ¿¡Dónde está Elissa!? – escuchó Aedan gritar a su madre y sintió como la sangre se le congelaba en las venas.

"Por favor Maker ¡No!" rogó " Mi hermana no."

- Retírense al cuarto de madre y pónganse las armaduras – ordenó a las mujeres cuando estuvo de vuelta en el salón común – Esto puede ponerse feo. –

La Profeta de los Grey WardensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora