No recordaba cuando había sido la última vez que durmió tan cómoda ni pausadamente. La calidez de las mantas le sobrecogió mientras daba una vuelta en el suave lecho. Ninguna cama del círculo resultó tan apetecible. Tal vez fuese porque no tenía la cultura de ningún palacio, pero aquel manto le resultaba glorioso.
Mientras rodaba en la cama sintió algo duro en el costado.
Entreabrió los ojos con suavidad, pues no quería que supieran de su despertar. Entre sus pestañas casi despegadas vislumbró la semioscuridad de las velas de las lámparas de aceite. Bajo la tenue luz de las llamas identificó a su compañero de cama. El tintinear de la luz amarilla le hacía ver la piel bronceada, casi color oliva. La anchura de los hombros y lo extenso de los omóplatos devolvió a su memoria la calidez de su cuerpo.
En sus recuerdos aquella piel era cálida y tersa. Pero frente a él se encontraba encorvada en un gesto reflexivo. Las grandes y callosas manos que recorrieran su cuerpo hacía pocas horas yacían hundidas bajo sus cejas, estrujándose las cienes y los ojos. Se veía tan sumido en sus pensamientos que no pareció notar sobre el la mirada de Anders.
El joven mago vio como brillaba su pelo negro bajo el tenue reflejo de la lámpara de aceite y descubrió que no recordaba la silueta que enmarcaba.
"Lo hice de nuevo" pensó "otra vez bebí hasta perder la razón".
Intentó recordar cómo terminó en manos de aquel hombre sin rostro. Flashes surcaron su memoria.Haces de luz en los que aparecía una mujer morena. Su piel brillaba como el oro bajo la larga cortina de cabello negro. Se le había acelerado el corazón al ver toda aquella carne lisa al descubierto.
Hermosa como una escultura de Andraste.
"Creo que se llamaba Isabela"
Sin embargo, no había sido ella quien notase al hombre a su lado.
Anders ya tenía encima unos tragos cuando le vio. Erguido y solo en la mesa extensa de la perla. "Le conozco" le había dicho a aquella exquisita mujer.
"¿Íntimamente?" cuando Isabela le preguntase aquello se relamía los labios carnosos.
"N...no" contestó, demasiado concentrado en las curvas de sus pechos.
"Eso... " dijo contorneándose. En un movimiento efímero vio deslizarse fuera el borde de la areola de un pezón. "... se puede arreglar"
Su último recuerdo provenía de luego de haberle pagado aquel trago. Ni siquiera recordaba haber dormido con la morena.
Lo que sí recordaba por momentos era el peso de aquel cuerpo musculoso encima suyo. El intenso olor a hombre y la firmeza en su interior. Observó nuevamente la espalda ancha y tuvo la sensación de caber en ese inmenso pecho.
No dormía con otro hombre desde Karl.
Ya había olvidado como se sentía.
Sin embargo, la fuente de sus placeres suspiraba.
– Hola – dijo sin darse cuenta.
A pesar de sus palabras Anders no esperó la velocidad de sus movimientos. En un instante que veía lo negro de su pelo, se topó con el brillo de unos ojos dorados. Intensos como los de un halcón.
La fuerza de su mirada hizo que se le erizaran los cabellos. El brillo de aquellos ojos envolvió su cuerpo como una llamarada, recorriendo el camino que descendía desde su pecho. Anders vio reflejado en ellos la añoranza de un amante voraz. Y le inundaron las sensaciones de la noche que despertaron en él el calor dela pasión. Echó a un lado las sábanas, dándole más terreno para recorrer con aquel deseo candente.
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La Profeta de los Grey Wardens
FanfictionElissa despierta en el mundo de Thedas mientras estan desarrollándose los eventos de Dragon Age Origin. Se sorprende al descubrir que es la hija mas joven de los Cousland y que Aedan Cousland también existe en esta era. Como conoce el acontecer de...