20 "Secretos"

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Parada frente al espejo, la joven Cousland se alisaba el vestido. Observaba su reflejo con una sonrisa. Comprendía que no era momento de aquella vestimenta extravagante, sin embargo, no podía disipar la fuerza de los latidos de su corazón. Luego de que sus hermanos le informasen de las intenciones de su templario favorito, la joven se encontraba en las nubes. Sus fantasías se habían disparado y ahora solo podía sonrojarse y reír de agitación.

Ajustándose los vuelos que bajaban desde el corsé Elissa dio una vuelta sobre sí misma. Aquel vestido no era tan original como los que su madre acostumbraba a entregarle, pero mientras estuvieron en Lothering la Teyrna agregó a su equipaje un conjunto aceptable de prendas que aunque no dejaban de resaltar sus virtudes, resultaban relativamente sencillos. Aquel en especial era blanco con un corsé color crema y mangas amplias. La mujer lo adornó con un par de perlas en sus oídos y aunque ya no poseía su hermosa peineta de Laureles adornó su cabello con una trenza tejida desde la altura de sus oídos.

Se miró una vez más, imaginándose la reacción de Alistair. Admitiría que el templario la había asustado por un momento. Aunque él se mostraba receptivo ante ella no había hecho ningún avance. Incluso se mostró frío y esquivo tras aquel beso en la torre de los magos. "¿Quién se hubiese imaginado que solo quería hacer las cosas bien?" sonrió la muchacha viendo sus propias mejillas sonrojarse sobre el cristal. Comprendía que se encontraba demasiado exaltada, pero no podía evitarlo.

¿Cuántas veces no había soñado con conocer a alguien como Alistair? Y ahora lo tenía en carne y hueso... ¡Y él quería su mano en matrimonio!

"No corras Elissa" se regañó "Solo intenta cortejarte. Aún no ha dicho que se casará contigo" Sin embargo, la misma vocecita que dijo aquello en su cabeza manifestó otra oración.

"¿Pero acaso no es una el precedente de la otra?" La emoción la inundó, haciéndola girar sobre sí misma con ambas manos en su rostro sonrojado.

Todo estaba encajando perfectamente.

Todo estaba bien.

Alistair era feliz. Su hermano y Zevran estarían juntos. Fergus y sus padres estaban vivos. Los Cousland estaban a salvo y aunque no tenían hogar donde regresar pronto lo tendrían.

Montarían un ejército como ningún otro. Grande y poderoso con la ayuda de los Dalish, los enanos y los magos. Los magos iban de camino a Redcliffe y ellos estaban a un paso de conseguir las cenizas de Andraste para sanar a Aemon. Ella sería la esposa de Alistair. Con ayuda de Morrigan matarían al Archdeamon sin hacer sacrificios. Entonces Alistair sería coronado rey de Ferelden y ellos...

Todo se detuvo.

El aliento se le congeló en los pulmones.

...

Elissa sintió su sangre enfriarse dentro de su pecho.

Los latidos de su corazón cesaron casi por completo, dejándola en un estado tembloroso e inamovible.

"Cailan está vivo" aquel pensamiento vino de pronto.

Al sobrevivir a la batalla de Ostagar, Cailan se mantendría firme en su posición al trono. Hasta el momento no había dado ninguna muestra de querer retirarse. Por el contrario. Desde que se juntaba con Darrian quería hacer las cosas bien. Lo veía más firme, decidido. Si algo estaba claro, era que Alistair no sería rey...

"Entonces..."

Alistair permanecería como un Grey Warden. Sería nombrado Héroe de Frelden junto a su hermano y los otros. Sería enviado a Amarantine y viviría buscando una cura para alargar su existencia. Estaría presente en Kirkuall durante los sucesos del segundo acto y, de convertirse Carver en Grey Warden, sería su compañero de armas. Para luego...

La Profeta de los Grey WardensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora