Elissa despertó sobre la espalda de Alistair. No estaba segura de cuánto tiempo transcurrió desde que habían retomado la marcha. Mucho menos cuando quedó inconsciente. De lo que si se sintió consciente, fue de la calidez de aquella figura que avanzaba a paso seguro. Alistair había removido su escudo para darle un sitio en su espalda. Era impresionante como un sujeto de aquella talla podía moverse con tanta suavidad. Elissa siempre le tuvo por tosco y torpe, sin embargo aquella faceta le encantaría conocerla. El recuerdo de su rostro lleno de cicatrices le hizo dudar de aquel pensamiento, tanto que hasta se avergonzó de él. Con un suspiro movió hacia un lado la cabeza, entonces lo vio. Sobre ellos, a sus costados, se alzaban las amplias columnas de piedra cuyas simas se amontonaban hasta conformar elaborados y picudos edificios. Edificaciones antiguas de los tiempos en que los magisters poseían aquellas tierras.
– Maker... – el murmullo de la muchacha no alcanzó a demostrar lo atónita que se encontraba. ¿Cómo era posible? ¿Cuánto tiempo había pasado?
– Ey, estas despierta - la voz de Alistair llegó hasta ella. El joven se detuvo, dándole la oportunidad de fijarse adecuadamente en los alrededores.
Elissa recordaba aquel sitio del campamento. Allí era donde se encontraba la enfermera con los heridos de las rondas. A la distancia distinguió la celda con el pobre diablo encerrado a su suerte por desertor. El desgraciado encontraría su final en aquella jaula devorado por el fuego o los darkspawn...esa misma noche. El simple pensamiento le heló la sangre. De todos los sitios allí era donde menos quería estar. Sintió a Alistair bajarla con suavidad y aunque la pasó hacia adelante por la cintura la muchacha no sintió sus manos separarse de su cuerpo aun cuando la sentó en el catre.
– Estás temblando – advirtió el muchacho con preocupación.
– Es...estamos en Ostagar... -
El templario se arrodilló delante del catre. Elissa sintió su mirada pesada sobre ella, inquisidora.
– Como estabas inconsciente Aedan decidió traeros aquí. Vuestro padre se encontró delicado y era importante que viese a un Healer lo más pronto posible. – su voz sonaba consoladora. Pausada. Como si buscase detener los temblores de la chica. Sin embargo Alistai no la tocaba, tal vez pensaba que no debía... o que no podía. – No tema – dijo clavando sus ojos en los iris azules de Elissa – los mejores magos del Círculo se encargarán de él. Y... ese mabari no se separa de vuestro padre. –
"Wayne" pensó, y aunque halló confort en ese pensamiento habían otros que la atormentaban. Si ella estaba ahí, aquello significaba que su hermano debía de haberse reunido previamente con el Rey. ¿Le habría contado de la traición de Arl Howe? ¿Le habría hablado del otro traidor? Inspiró hondo. Buscando detener los temblores de sus manos.
– ¿Dónde está Ae? –
Alistair miró sobre su hombro.
– Duncan anunció al rey de nuestra arribo. Cuando llegamos el rey no aguardaba con un grupo de magos que inmediatamente se encargaron del Teyrn. Aedan, Duncan y el Rey se fueron con ellos. Stroud me indicó que te trajese aquí, enviarían a un sanador a verte. Él fue en busca de los otros reclutas dispersos por el campamento. –
La muchacha asintió. Eso significaba que aún tenía tiempo...y que Loghain no la había visto... o a Aedan. No contaba con que su padre empeorase, pero nadie cuidaría mejor de él que Wayne. "Bueno, tal vez Anders". Apoyó las piernas en el suelo e intentó levantarse e inmediatamente sintió como le fallaron las rodillas.
– E..ey! Cuidado – Alistair se sobresaltó. Sus amplias manos se cerraron sobre los brazos de Elissa, manteniéndola estable. – Tranquila.- dijo sentándola sobre el catre remendado.
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La Profeta de los Grey Wardens
FanfictionElissa despierta en el mundo de Thedas mientras estan desarrollándose los eventos de Dragon Age Origin. Se sorprende al descubrir que es la hija mas joven de los Cousland y que Aedan Cousland también existe en esta era. Como conoce el acontecer de...