Aedan observó el horizonte. A la distancia que iba dejando atrás desaparecía por completo la sombra que denotaba la espesura del bosque. Por delante los caminos se reunían en una carretera de tierra única. El camino hacia Lothering. Una sensación de satisfacción le llenó. Estaban en el camino correcto.
– Dije los sacaría del bosque ¿o no? – el tono de Morrigan mostraba claramente su molestia.
Por más que la bruja encontrase atractivo al guerrero, le resultaba molesta la forma que tenia de desconfiar con una máscara de gratitud. A su lado Amell avanzaba apoyándose en una improvisada lanza que Aedan había construido a base de largas ramas en el bosque. No estaba acostumbrado a aquellas caminatas intensas y mucho menos a un arma tan irregular. Como un mago del círculo rara vez hacía tanto ejercicio y el único agotamiento que conocía era el de su propio mana. Verse sudoroso y cansado era completamente nuevo. Sin embargo, el guerrero les había asegurado que causarían menos espaviento si parecía que llegaban a Lothering con un mago que con dos.
La nueva integrante del grupo, una robusta mabari para la que Amell consiguió flores de pantano en Ostagar, le restregó la cabeza contra la pierna intentando darle apoyo. De haber podido el noble animal le hubiese cargado.
– Sí, así fue – contestó el brujo entre jadeos – Aunque hubiese sido lindo si usábamos una ruta más corta. –
– Esa fue la ruta corta. – contestó Morrigan con voz venenosa. – Y te lo mereces por nombrar a ese chucho como yo. –
– ¿Por qué? Morrigan en un gran nombre. – extendió la mano y rascó entre las orejas de la mabari. – ¿Verdad que te gusta tesoro? – ella ladró en aceptación, a lo que Morrigan rodó los ojos.
– Y lo aprecio Morrigan – terció Aedan. – Lamento si mi comportamiento te orienta lo contrario. –
– Tu comportamiento dice nada. Has estado tan ausente como ese tonto templario. –
Aedan alzó la cabeza. Al final del pequeño grupo Alistair caminaba despacio, observando el suelo. Sabía lo que la pérdida de Duncan le había hecho a su compañero, pero estaba tan desesperado por llegar a Lothering que no le había prestado la debida atención.
– No te preocupes – le dijo a la mujer mientras pasaba por su lado. – Lo arreglaré. –
– ¿Es eso acaso posible? –
Ante el comentario mordaz Aedan sonrió. Aunque Morrigan podía hablar con muy malas formas, Aedan tenía la impresión de que no era tan malvada como quería hacerse ver.
– Dije, voy a tratar. No prometo nada –
– Muy bien entonces. – por un segundo Aedan creyó que su tono se había suavizado y aquello lo complació.
Amell y Morrigan siguieron avanzando seguidos de la mabari y aunque la bruja no miró hacia atrás si disminuyó el paso para darle algo de descanso al mago.
Aedan llegó junto a Alistair en un momento, extendió su mano y le acarició el hombro con amabilidad.
– Ey – le dijo con suavidad – ¿Cómo estás? –
– ¿Yo? – preguntó el templario, inseguro. – Bien, bien. Un poco cansado, es todo. –
– Ya estamos en las cercanías de Lothering. Pronto podremos descansar. No te preocupes. –
– No me preocupo. Sería tonto preocuparme ¿no? Digo, solo tenemos que acabar el Bligth nosotros solos. Nada de presión. – a pesar del sarcasmo no era difícil ver su dolor.
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La Profeta de los Grey Wardens
FanficElissa despierta en el mundo de Thedas mientras estan desarrollándose los eventos de Dragon Age Origin. Se sorprende al descubrir que es la hija mas joven de los Cousland y que Aedan Cousland también existe en esta era. Como conoce el acontecer de...