03 "La Carta"

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Durante los próximos días Elissa estuvo entrenándose. Por las madrugadas, antes de que despuntara el alba salía con sus hermanos y practicaban juntos en los bosques.

Aedan había conseguido convencer a Fergus de que le dejase ser él quien pelease con Elissa y de esa forma la joven consiguió ver cambios aceptables en su esgrima. Fergus la felicitó por su persistencia más de una vez y Aedan siempre se mostró dulce y gentil.

El chico amaba a su hermano mayor y la quería notablemente. Era de sonrisas fáciles y miradas sinceras y suaves.A veces Elissa dudaba que aquel apuesto caballero pudiese intimidar a alguien.

Los tres se divertían juntos cuando entrenaban. La primera vez que Elissa acertó un blanco Aedan la cargó sobre sus hombros y Fergus le vació la cantimplora sobre el cabello deshaciéndole el peinado.

Siempre regresaban al palacio antes de que cantasen los gallos. Elissa se bañaba a toda prisa y se vestía para salir en busca de Oriana. Su cuñada se le enganchaba del brazo y tiraba de ella. Su primera lección fue de baile. Durante la cual escuchó a Oren tocar la flauta por primera vez. Pensó que el niño era muy talentoso, pues a su corta edad podía bailar junto a ellas sin despegar los labios de la flauta. Haciendo hermosos giros musicales .

Oriana se sorprendió de lo bien que se le daba el vals a su cuñada. Pero Elissa agradecía a Andraste y al Hacedor que no necesitase moverse mucho en aquellas dansas. En su mundo ella no sabía bailar. La gente siempre se rió de ella, así que en algún punto dejó de intentarlo. Pero aquí, del brazo de Oriana incluso lo disfrutaba. Al principio le costó dejarse guiar, pero ahora le era sencillo. Al menos hasta que practicaban en la mesa.

Muy por el contrario, resultó ser un desastre con los modales. Incluso Oren era mejor que ella. Elissa olvidaba cual cubierto usar en cada momento y no sabía qué hacer con la servilleta o con el pan. Tuvo que aprender a base de que Oriana la golpease en el envés de la mano con su propia cuchara.

Por las noches se reunía toda la familia en el gran comedor para comer con los militares de mayor rango. Aedan se sentaba con los soldados y Fergus con su esposa e hijo. Su madre hacía a Elissa sentarse a su lado y le platicaba de los chismes de la sociedad. Gracias a ella y a sus cortos ratos en la biblioteca con el hermano Aldus comenzaba a hacerse una idea de las circunstancias.

Consiguió unos mapas y anotó la ruta que debían trazar cuando la desgracia cayese sobre ellos.

Pero estaba inquietándose.

Elissa disfrutaba en aquella casa. Era más feliz de lo que fue nunca con su propia familia.

Pero sabía el destino de los suyos.

sabía que cuando el día llegase los perdería a todos.

Despertaría y se habrían ido.

Su pequeño Oren, con su música dulce como el rocío tendría su último respiro a muy corta edad. Oriana moriría sufriendo por él y por su esposo... y sus padres...

Bajó la cabeza en un sollozo.

Ese día estaba sola en los jardines. Oriana no había podido reunirse con ella porque Eleanor la llamó a su lado y Oren seguía empecinado en encontrar el tesoro escondido. Aedan estaba entrenando con los soldados y aunque quisiera no podía unirse a ellos. En aquellos momentos que tenía para pensar, Elissa se atormentaba hasta que le doliese la cabeza. Hacía uno y mil planes y nunca conseguía tomar una decisión.

Respiró hondo con la cabeza oculta entre sus manos.

Necesitaba tomar una espada.

Necesitaba moverse.

Se levantó y fue en busca de Aedan.

No le importaba que la viesen, Eleanor estaba ocupada y no lo sabría si no le decían.

Elissa estaba frustrada y quería desquitarse.

La Profeta de los Grey WardensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora