Cap 6

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Hoy no va hablar Athenea, hoy va hablar este misterioso chico anónimo  jsjsjs.

¡Cuidado con los robles!



Anónimo

Aún recuerdo cuando era pequeño y frágil, tenía como unos 9 años cuando mate al gato fastidioso de mi vecina, y lo enterré en su patio. Estuvieron buscando al gato por semanas, y aún no entiendo ¿Por qué tanto escándalo por un simple gato estúpido?. Supongo que la gente se aferra a cosas así de tontas solo para darle significado a sus patéticas vidas. Bueno como sea.

Un vez, cuando yo tenía 18 y mi hermana 16, salimos al bosque Westhor, después de almorzar. Yo estaba muy aburrido en mi habitación, mirando a través de mí ventana, el cielo, empezaba a oscurecer porque iba a llover, entonces si pensaba en salir tenía que abrigarme muy bien.

Mamá nos dió permiso, y tuve que prometer que cuidaría a mi hermana.

Cuando llegamos al bosque Westhor, nos adentramos en lo profundo, buscamos un lugar el cuál yo conocía perfectamente, yo le llamaba—El Verde Prohibido—por los sucesos que habían ocurrido allí, en ese punto tan verde y tranquilo del bosque. Sucesos que mi hermana y yo conocíamos muy bien. Sucesos que me hacían sonreír cada vez que los recordaba.

Mi hermana iba muy abrigada, con ese poncho morado, y sus botas negras. Yo también iba muy abrigado, con mi poncho azul, y mis botas negras.

—¿Cuando pararemos de hacer esto?—bufó ella.

—Cuando deje de ser divertido para mí—Dije con una sonrisa torcida, y orgullo.

—¿Y cuando deja de ser divertido para tí?—Ella arqueo una ceja.

—Hmm—Fingí pensar—Nunca

Ella volvió a bufar con fastidio. Yo estaba muy emocionado porque cada viernes, que salíamos al bosque íbamos a jugar a algo que a mí me gustaba llamar—Psicópata al acechó—era la cosa más divertida de jugar, solo que mi hermana era muy aburrida, una agua fiestas de primera. Pero a mí siempre me importo un carajo su actitud así que ajá, tampoco es que ella tuviera algo tan interesante para hacer.

—¿Tú crees que ya allá llegado?—Pregunto ella,  con una voz monótona.

—Relajate, seguramente se le hizo complicado llegar—Opine con una sonrisa malévola—Aparte recuerda que según lo que me informo mi amigo, era que nuestra nueva presa vive lejos, y sus padres están muertos, y el único familiar cerca es su abuelo.

—¡¿Cómo que su abuelo sigue vivo?!—Se alteró, frunciendo el ceño—Me dijiste claramente que no tenía familiares, ni nadie que se preocupe por ella—Estaba molesta, por lo que tuve que calmarla.

—Escucha—Le agarre las mejillas—Su abuelo está apunto de fallecer, ella está completamente sola, no tiene a nadie, y nosotros la vamos a ayudar—Le di una sonrisa de confianza.

—Esta bien... supongo—Se relajo—Pero no quiero sorpresas, porque recuerda que la última vez casi te atrapan—Me miró de reojo, y con molestia en su voz.

—Recuerda que yo tengo mis contactos, y que cualquier cosa la policía nunca sabrá nada—Trate de que se sintiera confiada, pero ella es muy nerviosa y desconfiada. Es mi hermana, ¿Y no confía en mí?. Que decepción hermanita.

—Oh claro, y ¿Cómo....—La interrumpí.

—Recuerda que a la policía de este pueblo la tengo controlada, osea yo podría hacerle lo que yo quisiera a cualquiera, y ellos no harían—Dije, con una sonrisa pícara—Yo se sus más oscuros secretos, y sobre todo del alto mando, ¿Cómo crees que te regale ese anillo morado?—Le guiñe el ojo, y la abrace de costado.

A T H E N E A : cicatrices y secretos [Saga Monsters #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora