CAPÍTULO 9

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~Camille~

¿La estupidez será hereditaria?

¿Por qué la pregunta?

Para saber si te dejo tener hijos o mejor nos salvo a todos.

Puedes irte al carajo.

Aw, quieres compañía.

Cállate.

Cállate tú.

Cállate estúpida voz.

Cállate tú, esquizofrénica sarnosa.

Me pongo de pie, sin querer lidiar con esta voz que por más me ahogue en drogas para callarla, no se va a diferencia de las demás.

Te encanta pasar tiempo conmigo.

Ruedo los ojos ante su ego y suspiro, mirando las mismas cuatro paredes que he estado viendo las últimas horas. No se donde estoy parada, ni cuánto tiempo ha pasado o cuánto falta, solo se que cada segundo más es un segundo de rabia acumulada.

Los malditos me secuestraron.

Bien te prende su misterio.

La trastornada eres tú.

Respondió a la esquizofrenia.

Gruño y me dejo caer de nuevo al sillón. Fueron generosos al no meterme en un lugar pequeño, pero el no poder ver nada más que las paredes y el sillón aumenta mi paranoia. Lo sucedido después de mi baile con Tobías se repite una y otra vez en mi cabeza, veo los detalles en el comportamiento de ambos y llego a una misma conclusión.

Soy la más cuerda de esta relación.

Miro el vestido que hace un rato tiré en el rincón de la habitación, cuando me decidí en ponerme la ropa doblada a un lado del sillón. Es un body de combate elegante, de cuello alto color vino y detalles de oro. Me recogí el cabello, aburrida de traerlo suelto.

Cuando pasa más tiempo que fácilmente pueden ser unas horas más, la puerta frente a mi se abre silenciosamente como las del santuario. Para no parecer desesperada, me pongo de pie lentamente y no salgo disparada fuera del cuarto de inmediato.

Cuando lo hago, me mantengo alerta con las ganas de cobrar mi tiempo perdido. Estiro el cuello, mirando a todos lados para dar con los hombres culpables que no aparecen por ningún lado. Al fondo, veo la puerta abierta y la noche brillando en aire fresco.

Me apresuro a bajar. Mi nivel de indignación crece al no encontrarlos de inmediato, y todavía con mis armas de hace varias horas, salgo de la nave hacia las calles apuntando a todos lados a mi alrededor. Y cuando veo el primer mechón de cabello dorado, no dudo en disparar aunque las balas reboten en los escudos transparentes de Tobías.

Le disparo a él hasta que me aburro y busco a Adler, al que también le disparo sin lograr nada. Pero de cierta forma, vaciar el cargador mirándolos y apuntándoles a ellos me calma, poco pero algo.

Tobías baja el escudo de su cabeza y me da una sonrisa de ojos que despierta lo que quise dormir dentro de mi. Aprovechando que camina hacia mi como si el mundo fuera suyo, le arrojo la pistola. Y como este ataque no se lo esperaba, apenas se cubre con la mano antes de que la pistola le golpee la cara.

- ¿Se quieren explicar? - demando, apretando los dientes de rabia.

- Te sacamos de ahí antes de que te siguieras lastimando. - Adler murmura, llegando a mi.

Le frunzo el ceño, tragándome lo que sea que me cierra la garganta al escucharlo hablar nuevamente. Notando, que cuando le entró su extraña crisis, su voz se le iba como si estuviera atascada dentro de su pecho y no saliera de su boca, si no de las vibraciones atrapadas en su garganta.

Domain #3 COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora