CAPÍTULO 37

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~Camille~

La gelatina de fresa sabe a todo menos a fresa, pero la frescura me tiene entretenida en mi sillón mientras Tobías controla las pantallas frente a él. Rebekah le habla desde esta, haciendo un control de los daños. Se repiten las grabaciones del ataque, veo como mi hermana maneja un coche y sale volando de un puente y como la sombra de Joaquín huye de ella.

Mejor mírale el culo al italiano, eso te estresa menos.

Ruedo los ojos, tomando otra cucharada de mi gelatina pero la idea ahora está en mi cabeza y mis ojos si caen a su trasero. Me sonrío a mi misma, saboreando la gelatina. No está nada mal.

- No me puedo concentrar si me comes con la mirada y te diviertes con tus sucios pensamientos. - me informa, sin siquiera voltear a mirarme.

- Estoy saboreando mi gelatina, no te hagas ideas que no son. - le miento, todavía viéndole el culo con descaro.

Entendemos a Adler.

Tobías se ríe, todavía dándome la espalda y niega con la cabeza. El fuego en mi vientre se enciende, lo guapo que es. Me acuerdo de ese carisma juvenil, que ahora me muestra, y que me hizo caer redondito ante sus encantos.

Lástima sea un pendejo.

Pero folla rico.

Adler está en un escritorio a un costado, dibujando intensamente con crayolas en unas hojas blancas que le pidió a Tobías. Lo miro a él también, masticando su labio inferior enfocado en lo qué pasa por su cabeza. Apenas entiendo sus dibujos, demasiado sucios para que tengan mucho sentido para mi.

Pero pasa las páginas con rapidez, creando en segundos cosas que él entiende. Ya después le dará un análisis a su creación, discutirá a Tobías y acabarán creando prototipos que me regalarán a mi.

- ¿Necesitas algo, cariño? - Tobías finalmente me da la cara, divertido por mi comportamiento.

- Que usado apodo. - ruedo mis ojos, dejando mi vasito vacío en el suelo y poniéndome de pie. - Pero si, necesito hacer algo. Aprecio la preocupación, pero me estoy comiendo los dedos de no tener nada que hacer.

- Te ofrecí nadar. - señala, claramente burlándose de mi.

Enarco una ceja en su dirección, mi corazón bombeando fuerte contra mi pecho. Me pienso una respuesta para tirarle en cara la tan mala idea que eso es, pero puedo jugar con algo más.

- Tienes razón. - me levanto la sudadera gris, arrojándola en el suelo sin llevar nada abajo. Sus ojos se tensan sobre los míos, resistiendo la tentación de bajar la mirada como tanto lo desea. Con una sonrisa, me agacho sin quitarle la mirada para bajarme también el pantalón, quedando únicamente en bragas. - Se me antoja un chapuzón.

Tobias se pasa la lengua por los dientes, regalándome una sonrisa ladeada bastante peligrosa que arruina mis bragas cuando muestra los colmillos.

- Con cuidado. - es advertencia, no sugerencia y siento mi piel prenderse.

Doy un paso atrás, retrocediendo con una sonrisa. Y la chispa del momento se apaga con el sonido de una silla arrastrándose. Mi atención es arrebatada de Tobías a Adler que me mira fijamente a los ojos, con sus hojas en sus temblorosas manos. De inmediato se me acaba la diversión, la preocupación despertando.

- Adler... - le llamo, necesitando que esa sombra en sus ojos cambie. Porque ahorita están oscuros, y se que está teniendo un episodio por la forma en la que su espalda está encorvada.

- Necesito irme. - murmura tan bajo como un susurro, mirando su muñeca como si hubiera un reloj allí. - Me está esperando.

Abro la boca, buscando que decir, pero la mano de Tobías toma la mía, pidiéndome el control de la situación. Y se lo cedo con un apretón, que le da pie a dar un paso al frente.

Domain #3 COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora