CAPÍTULO 57

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~Lucille~

Ciaran decidió alejarme de el ejército, dispuesto a esconderme del mundo por el resto de la eternidad. Pero ese plan no me funcionaba, en lo absoluto. Por lo que detrás de un gran conflicto contra él, me volví a escapar y salí a buscar al militar.

Parece que me estaba esperando, pues estaba alerta cuando llegue a su campamento y salió de inmediato a recibirme. Obviamente Ciaran me había seguido, y hubo un segundo enfrentamiento entre machos que no llegó muy lejos cuando me desmayé.

Desperté en una camilla de hospital en un camión donde me atendieron. Estaba Ciaran sentando a mi lado sin dejar que ni enfermeros se me acercara, solo dejando a las mujeres hacerlo. Pero no tuvo mucha más opinión que esa.

Mi corazón no lo aceptaba de regreso a mi vida.

Los recuerdos de la tortura, verdaderos o falsos, estaban muy recientes para ignorarlos.

Solo una vez me preguntó que qué me había sucedido allá adentro, y bastó mi silencio y que no pudiera mirarlo a los ojos para que desapareciera un día. El militar, que ahora se se llama Christian, aprovechó ese momento para contarme.

Habían fingido la muerte de Camille otra vez.

Pero el lugar donde la seguían teniendo, lo habían explotado con ella adentro, y desde entonces, nadie tenía nada por seguro.

No me permití llorar, no cuando no tenía la certeza de que ella estuviera muerta. Me tragué el dolor y lo bloquee pensando que estaba viva, esforzándome para apresurarme a sanar. Y físicamente lo hice bien, pero tuve más recaídas de las que me gustaría admitir.

Todavía siento la necesidad de tomarme unas tres pastillas de más, mi cabeza punzando en esa necesidad. Pero no hay tiempo. Porque exactamente como me aferré a la idea, Camille está viva.

Y ha vuelto su guerra, la guerra de todos.

La tropa militar de Christian es de soldados que saben que Hans no es bueno, que ahora están siendo llamados de todo el mundo pues su verdad ha sido confirmada. Los gobiernos que no les creían, ahora apoyan su razón en lugar de la de Hans Jones, empezando a llenarnos de fuerza y refuerzos.

No los he visto en días, encerrada en su campamento en un bosque frío. Los militares no confían mucho en mi, mirándome con desdén cada que pueden y cerrándome puertas en la cara sin explicaciones. No se me ha subido en la cabeza, no cuando me han prestado una tableta para yo mantenerme informada.

La única se me acercó fue la doctora que me atendía, después de recuperar resultados de unos análisis que me hizo. Recuerdo que ni con ella Ciaran me permitió quedarme a solas, y por eso él estuvo presente cuando ella dijo mi mayor pesadilla.

"Te rompieron el útero y te extrajeron los ovarios."

Apenas dijo eso, mi mundo se rompió en mil pedazos. Sentí el duelo quebrando mi corazón como algo que jamás antes había sentido. Angustia y desesperación, como si me los estuvieran arrebatando aunque ellos jamás fueran a ser más que sueños míos.

Jamás podría tener hijos.

Jamás podría ser madre.

Jamás podría nombrar a un bebé mío como yo quisiera.

Jamás me observaría en el espejo para ver el crecimiento de mi estómago.

Jamás maldeciría las náuseas mañaneras.

Jamás tendría el miedo de un parto.

No escucharía su primer llanto.

Esa conexión madre e hijo en sus primeros segundos de vida, jamás me tocaría a mí.

Domain #3 COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora