Domain #3 COMPLETA.

CAPÍTULO 42

~Lucille~

Cuando era pequeña, recuerdo alguna vez haberme escabullido a una noche de salida de mi "tutor". Recuerdo que habían estado bebiendo y riendo, los que él llamaba amigos. Se insultaban entre ellos, a cada trago, más duro el insulto, hasta que perdía la diversión y acababa en pelea.

El primero en llorar se volvía el objetivo.

Sus bromas cambiaban a hostilidad, y el que dejara de sonreír se volvía un objetivo. Ahora seguían atacándolo verbalmente para hacerlo quebrarse, para reírse de que se rompiera. Era un poco de lo que hacían conmigo, pero con diferente ataque.

Ojalá me hubieran tocado sus vacías palabras y no sus duras caricias.

Cuando los puñetazos empezaban, a obvia desventaja, se le acorralaba al que llamaban puerco, y como si se tratara de uno, lo hacían chillar. Lo lastimaban hasta que se quebrara, hasta que sus gritos se esfumaban del cansancio y las lágrimas dejaban libre los ojos de sangre nuevamente.

Hasta que sus egos estaban satisfechos, le daban unas palmadas en la espalda y se iban, para invitarlo la semana siguiente al mismo plan, y si se atrevía a volver mostrar una emoción, lo volverían a romper hasta que aprendiera a no hacerlo.

Así era la educación a los Varones en la isla, mientras que a las mujeres se les despreciaba, a los hombres se les maltrataba hasta que ellos se convirtieran en los maltratadores. Una cadena sin fin de dolor que solo le probaba al resto del mundo que era una isla de gente sin remordimientos, de criminales a quienes temer.

Pero jamás vi a alguien quebrarse de la forma en la que Ciaran lo hace en este momento frente a mi.

Estoy debajo de él, ya no sostenida por su fuerza si no por sus palabras. Son esas las que me dejan estática, mirando su rostro esperando respuestas, explicaciones. Algo que mi corazón presiente y me tiene sin poder respirar en paz.

Lo veo temblar encima de mi, rojo de la cara. Se ve tan mal que parece le va a reventar la cabeza y veo puro terror en sus ojos. Terror que se manifiesta en el temblor de su cuerpo mientras se sostiene encima de mi, se manifiesta en las pequeñas convulsiones que le hacen perder el equilibrio y lo tiran a mi lado, se manifiestan en sus gruñidos de dolor, se manifiestan en su sufrimiento.

Cae de espaldas, retorciéndose del dolor. Se le escapan ruidos terroríficos que deben estar prendiendo en llamas su garganta, pero es en lo último en lo que piensa. Se abraza a sí mismo, se agarra con fuerza sus brazos, enterrándose los dedos como si quisiera alcanzar algo y poder arrancarlo.

Rechina los dientes, la baba brincando de su boca en sus rugidos. No respiro mientras lo observo, lágrimas saliendo de mis propios ojos reflejando su dolor. No se que hacer, las venas brillan en un morado potente que me tienen hipnotizada y solo parpadeo los primeros minutos.

Se me queda grabado en la mente cómo siente un dolor que debería de matarlo, pero que su cuerpo no acepta rendirse.

Y por sus ganas de quedarse consciente finalmente reaccionó, arrojándome hacia él. Le tomo el rostro entre mis manos, su piel hirviendo calentando mis palmas. Le limpio las lágrimas he intento hacer que me mire, pero los ojos los tiene negros y no se si me puede ver.

- ¡Ciaran! ¡Ciaran Que te pasa! - le grito, intentando conseguir algo. Le toco todo el cuerpo, buscando una respuesta. Le arranco la camiseta cuando lo veo peleando contra esta, dejándolo con el pecho desnudo para mi.

Las venas se van oscureciendo, de moradas a negras terroríficas. Su piel es transparente y está enrojecida, como si por dentro se estuviera hirviendo su sangre. Se sigue retorciendo, sus gritos volviéndose más fuertes. Me empuja lejos de su cuerpo, empezando a enterrar sus manos contra el suelo en golpes seguidos.