CAPÍTULO 34

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~Camille~

Hace Diez Años.

- ¿Se imaginan tener una gemela? - Dani estaba soltando tonterías cada dos segundos, jugando con un pedazo de hilo entre sus dedos. - A mi me daría miedo, ella tendría todo el poder de arruinarme la vida y echarme la culpa.

- Entre hermanos no se busca perjudicar a la gente. - Ellie le contesta, pintando con la lengua de fuera las uñas del pie de Dani. - Mamá me cuenta como siempre es un equipo con su hermano, y yo intento serlo también con Miles aunque sea mi primo.

- Pero has visto como pelean Noah y Steve.

- Steve es insoportable. - señala Ellie, haciendo que las voltee a ver.

- Ustedes son mis hermanas. Peleamos, nos arreglamos, y nos cuidamos. Y ni siquiera somos de sangre. - les doy una suave sonrisa, acordándome de hace un par de años cuando mis otros hermanos no de sangre fueron borrados de mi vida. - Debe ser increíble tener familia de sangre, pero lo nuestro es fuerte niñas. No las dejare solas jamás. - les prometo.

Ellie baja la mirada, probablemente arrepentida de haber sido presumida de tener una familia grande y unida. Me trago mi amargura, si yo la tuviera también le gritaría al mundo lo felices que somos.

Dani apenas se entera de que se siente mal y sonríe abiertamente.

- Espero para ir al baño si. - se ríe, haciéndome rodar los ojos.

- Nadie quiere entrar ahí contigo Dani. - la molesto, ganándome que me saque la lengua y me haga reír.

Ellie se une a las risas, y somos el único sonido alegre que hace eco en la calle. Estamos en el techo de una propiedad d Geheimnis que maneja la señora Josephina, madre de Ellie. El aire aquí corre de un lado al otro, y las estrellas se ven con claridad con toda la ciudad a oscuras.

- ¡Niñas!

La mamá de Ellie nos llama. Nos apresuramos a recoger todas las cosas, Ellie baja primero, para ayudar a Dani a no correrse la pintura de los pies. Yo me tardo unos segundos más, mirando hacia el cielo.

Bajo las estrellas, le pido a lo que sea que me haya hecho tanto daño, que me deje tenerlas, lo único bueno en mi vida, para siempre.

Amén.

***

No creía en Dios, la religión no se mencionaba casi en la isla más que de burla. Pero si creía en que había un ser poderoso, algo que controlaba todo el universo. Y que había sido eso lo que me dejó tantas marcas en el cuerpo. Creí que era mi paga por adelantado de un resto de vida buena junto a mis hermanas.

Pero no, solo fue el inicio de mi eterna maldición.

Ya crecí, ahora se que no se debe pedir nada si quieres que se haga de forma correcta. Y que el único señor poderoso que me controló por tantos años, ha sido Hans Jones.

El hombre que cena frente a mi.

Está como a cien metros.

Pero frente a mi, estupida voz.

Ni siquiera lo puedes ver.

Pero yo se que él está ahí.

Tú y tu intuición de mierda.

Mi intuición es más útil que tú.

Pero no tan divertida.

Ruedo los ojos, subiéndome la bufanda hasta que solo quedan libres mis ojos. Me empiezo a mover por la nieve lentamente, llevo un par de horas para haberme aprendido la rutina. Respiro pausadamente, moviéndome más delicado que la danza de una pluma. Avanzo lo suficiente para llegar a la primera guardia. Una entrada industrial resguardada por seis guardias rusos con metralletas contra el pecho y los ojos bien abiertos.

Domain #3 COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora