CAPÍTULO 52

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~Camille~

Las carcajadas papalotean a mi alrededor, llenándome el vientre de mariposas. Se me escapa una a mi, una genuina que quema mis mejillas. Como dos torbellinos, pasa un rayo de cabello dorado y uno de cabello negro, persiguiendo las mariposas de alas Violetas. Abren su paso en la hierba alta, su única preocupación en no perderla de vista tan rápidamente para realmente poder disfrutar el momento.

Los observo con mi gran sonrisa, avanzando un par de pasos para no estar tan lejos de ellos. El cabello negro largo hasta su cintura brilla con la luz del sol, y cuando se da una vuelta para no perder de vista a la mariposa, sus ojos del mismo Zafiro brillan en los mismos tonos de sus alas.

Y se vuelve a reír a carcajadas cuando la mariposa baja lo suficiente para que la roce con un dedo, y distraída tropiece y caiga de senton.

Su hermano de inmediato está ahí, su cabello dorado del tono del sol mientras brinca la hierba para ayudar a levantar a su hermana. Son del mismo tamaño, pero la fuerza de su alma es lo que la ayuda a ponerse de pie y continuar persiguiendo mariposas.

- Tienen tu misma Risa, Dea Mía. - unos brazos me rodean la cintura por detrás, sus labios plantándose en mi cuello despejado.

- Y son tan traviesos como tú, italiano. - respondo, girando mi cara lo suficiente para que me de un beso tronado en la mejilla.

- Guapos como yo. - dice en voz rasposa, llegando a mi otro lado para tomarme de la mandíbula y hacerme mirar sus ojos iguales a los míos. El ego no es algo usual en Adler, pero esa posesividad de no quedarse afuera le sacó las palabras de la boca.

Me Río entrando en el beso intenso que inicia Adler, reclamando mi boca como suya. Han pasado años donde no he mirado a otros hombres que no fueran los míos, y aún así se encargan día a día de enseñarme a quien pertenezco.

- ¡Ma! - grita mi pequeña, llamando la atención de todos.

Me separó de los besos de Adler para mirarla con la mariposa parada en su oscuro cabello, sus ojos bien abiertos en sorpresa y una sonrisa iluminando su rostro entero.

Se me derrite el corazón verla.

Es idéntica a su papá que la mira con una suave sonrisa de boca cerrada, pero demasiado amor explotando en sus ojos.

Nuestros ojos.

Su hermano está impactado, pero no se acerca para no espantarla. Hasta que una corriente de viento sacude las alas de la mariposa que la impulsa a volar nuevamente, todos tenemos nuestra atención en ella.

La mariposa desaparece en el atardecer, este hilo de viento enviando escalofríos a todo mi cuerpo. Me recargó contra el pecho de Tobías, aferrada a la mano libre de Adler, mientras con la otra se apoya en el hombro de Tobías. Los tres unidos.

- ¿Estaremos bien? - pregunto, mirando a mis niños empezar a caminar de regreso a nosotros, sabiendo que no es hora de seguir afuera sin el sol levantado.

- Lo estaremos. - dice Tobías contra mi cabeza, dejando un beso detrás de sus palabras.

- Lo prometo. - termina Adler, besando mi mano.

La siguiente ola de viento, no es fresco o alivianador. Es caliente, y asfixiante. Y me los arrebata como si de partículas disueltas se tratara y estoy de pie sola, en ese atardecer.

Sin nadie que realmente me abrace, o pueda prometer que todo estará bien.

Por que ese lugar era el cielo, y yo allí jamás llegaré.

Domain #3 COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora