CAPÍTULO 28

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~Lucille~

Cuando nací, éramos aproximadamente una población de 8 mil millones de personas en el mundo, contando a los de Enevyl. A lo largo de la historia, se han disparado "problemas" que reducen la población, pero jamás a un nivel grande como probablemente lo buscan pan los gobiernos.

Pandemias, guerras, desapariciones, experimentos.

Desde que empezó la guerra de mi hermana, se han perdido más de cien millones de vidas.

Y con las bombas que explotan en el cielo, haciendo retumbar la tierra entera y sangrar comunidades enteras, no me sorprendería que esto acabe en extinción.

- Por fin apareces... - la voz me hace brincar, sacar la pistola de mi cinturón, dispararle a la dueña de esta y después reaccionar.

Summer se ha movido antes de que le reviente el cerebro, y ahora me mira con una sonrisa como si le divirtiera todo y los ojos bien abiertos.

- ¿Qué mierda? - gruño en un jadeo.

- Auch, esperaba una mejor bienvenida de mi mejor amiga.- se burla, sacudiendose el pesado cabello oscuro.

- No somos amigas. - murmuro.

Me agrada, pero después de ver cómo acaba quien se nos acerque, creo que es momento de dejarla ir. Y más con el poco sentido común que tiene la loca detrás de mi.

Estoy en una casa que adopte como mía, desenfundando las bombas que me traje junto todas las armas. Me duele el cuerpo entero, creo que no he dormido desde que Ciaran me hizo dormir.

- Estas de malas, lo entiendo, pero deberías tener decencia y tragarte tus palabras venenosas hasta que estés en tus cabales. - me sugiere como si fuera una psicóloga, y estoy demasiado cansada para siquiera mirarla mal.

- Vete Summer, no quiero estar con nadie ahora. - le pido, sacando una lata de elotes del refrigerador apagado por la batalla. Le han quitado la luz a la isla entera.

A ella, obviamente, le valen mis palabras y se deja caer en el sillón.

- No me gustan las guerras, no quiero estar sola. - confiesa, hablando de la batalla como si fuera de lo más normal y no la destrucción del mundo. - Aparte tengo que cuidarte en lo que da la hora.

La miro por encima de mis elotes, tallarse los ojos con el cansancio que yo también siento. Ahí noto cómo está más delgada y pálida, y gana mi atención para espantar un poco mi sueño.

- La hora de Que. - mi tono es más borde de lo que merece, pero estoy de humor de perros.

Quita las manos de su cara para verme con una ceja enarcada, como si esperara que yo esté bromeando. Cuando me ve seria, se endereza hasta sentarse y me mira como cachorro confundido.

- ¿no sabes que está pasando? - no lo veo, pero creo que palidezco porque ella no está sonriendo mientras me pregunta esto. Cuando no respondo, ella lo hace. - Tu hermana ha explotado todos los refugios de los niños en el mundo... esas bombas que suenan son los ataques que rebotan en todo el mundo...

¿Camille?

- No Camille no lo hizo. - respondo abruptamente. - Camille está en la isla, y no en ninguna zona donde tenga el control para las bombas de Tobías. Ella no lo hizo. - le digo.

Cuando nos dejó botados, se apresuró a venir a esconderse de nosotros en la isla. Debe haber robado una casa y estará durmiendo como yo en este momento, las bombas no las puede controlar ella... o al menos Tobías lo hubiera sabido desde antes.

Ahora la de la cara amarga es Summer que deja pasar una frialdad en su mirada que me descoloca y no me gusta.

- ¿No es ella? - La seriedad en su voz no me gusta, como si la faceta que me ha mostrado todo este tiempo desapareciera.

Domain #3 COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora