~Lucille~
Veo a Tobías llevar a Camille en sus brazos a su habitación. Apenas me da una mirada, nada sorprendido que me haya colado a media conversación. No lo había visto desde que los militares entraron a Enevyl y se llevó a Camille para cuidarla. Pero apenas me hacía de mi camino de regreso a casa cuando vi a Camille cruzar el bosque llorando y supe que algo andaba mal.
Más porque dejó a un Adler muy afectado atrás.
Le doy una última mirada despectiva a Victoria, que se retuerce en el piso de dolor. Pero yo no soy nadie que le importe lo suficiente para interferir en sus acciones, y merece sufrir por la paliza que le metió Camille, así que me doy media vuelta y me voy.
Nos han mentido todo este tiempo.
Victoria tenía una gemela, y dice que ella vivía cuando era importante, ¿entonces cómo es que no hay información de ella en ningún lado?
¿Desde donde empiezan las mentiras?
¿Y donde acaban?
Lo único que se ahora, es que la historia no se va a repetir. No seré Victoria acabando con el sufrimiento de mi hermana por más me lo suplique. La ayudaré de cualquier otra forma que pueda, pero de esta manera no.
Subo a mi asignada habitación, sobándome la cabeza. Todavía tengo tierra y arena de cuando se me volteó la camioneta, y necesito urgentemente lavarme, como si el agua se fuera a llevar el caos en mi cabeza.
No lo noto cuando le doy la espalda a la puerta.
Ni cuando abro el chorro de agua.
Tampoco cuando me enjuago el shampoo.
Menos cuando me envuelvo en una toalla y me empiezo a poner crema.
Solo cuando estoy tomando una pijama de franela, que lo siento pasar detrás de mi. Mi mirada puesta en El Cajon se levanta, así como todos los vellos de mi nuca mientras me enderezo. La sensación es la misma de siempre, lo podría reconocer solamente por el peso de su mirada sobre mis hombros.
- Creí que te duraría más tu desaparición. - admito, colocándome lo mejor que puedo la pijama con la toalla puesta y dándole la espalda.
No me responde, y finalmente acabo de vestirme. Por más veces me haya visto desnuda, tengo la necesidad de que ahora no lo haga. Me doy media vuelta, encarándolo, y algo en mi corazón se retuerce.
Esta peor.
Los pómulos cortan su cara, como si hubiera bajado veinte kilos en dos días. Las ojeras son tan pesadas que apenas se ven sus ojos semi abiertos en la oscuridad. Su palidez es extrema, contrastando el resto de los colores que cruzan su cara.
Me mira con las cejas caídas en derrota y los ojos prendidos en determinación. Más no me responde, y me empiezo a preocupar.
- Si vas a invadir mi habitación por lo menos ten la decencia de dar señales de que estás consciente y no te ha convertido Joaquín en un zombie. - le reclamo, y algo cruza su mirada.
Justo cuando menciono a Joaquín, y eso se mantiene mientras abre la boca para hablar.
- No tenía otro lugar al que ir. - gruñe, jadeando por el esfuerzo.
Yo me congelo en mi lugar, mirándolo fijamente. Su voz está apagada, ronca y débil. Mi corazón se acelera contra mis oídos, y mi primer movimiento es encender la lámpara de mesa junto a mi.
Cuando la luz lo ilumina lo suficiente, me tiemblan las manos.
Tiene hundido donde van los ojos, las mejillas y la clavícula. No anda en sus típicas camisetas cubre todo, y apenas una de tirantes esconde lo que me roba un jadeo. Como si todos sus músculos se hubieran derretido, esta flaco hasta los huesos, y lo único inflamado son sus venas.
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Domain #3 COMPLETA.
Science-FictionTrilogía Zafiro.💎 El reto final. Las cartas han sido puestas sobre la mesa, ahora todos están molestos y listos para conseguir lo que quieren. La cacería a las Dornen no se detiene, pero ellas tampoco lo hacen. Muertes. Traición. Deseo. Mentiras. P...