Acto 4: Capítulo 6

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—Se va a casar con ella... —Jean anunció, volteando un vaso corto de whiskey en su boca, reemplazando el sabor amargo de su decepción con el ardor impiadoso del alcohol—. Como si no bastara engañarme dos veces, primero diciéndome que soy su hermano cuando en verdad soy un bastardo, y después teniendo un caso con la mujer a la que amo tras mi espalda... ahora se va a casar con ella...

Xavier, que se encontraba sentado a su lado escuchando su desahogo a más o menos media hora, levantó la mano para contraatacar.

—Técnicamente, en el primer punto, él no te engañó, solo omitió información.

—Es lo mismo.

—No, no lo es —el violinista lo encaró, irritado—. Además, ella te avisó sobre el coqueteo de Claude. Te pidió que le pusieras un fin a sus embestidas y tú no le hiciste caso.

—¡No creí que fuera necesario!... ¡Yo confiaba en ella! —se sirvió más whiskey—. Y fui un idiota por hacerlo.

—Tal vez... pero eso ya pasó. Ella ya te engañó, tu hermano ya la besó, ya es agua bajo el puente. Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de todo y seguir con tu vida —el pianista estiró su mano hacia adelante, quitándole la botella a su amigo antes de que se pudiera emborrachar más.

—Excepto que literalmente no puedo, porque ahora tengo que ir a su boda —reclamó con un exhalo airado, observando sus alrededores. El restaurante Colonial no parecía haber cambiado mucho desde su partida. Sus mesas seguían abarrotadas de gente rica, poderosa, elegante, que con ridícula frecuencia ordenaban los platos y espumantes más caros de la carta, no para saciar su hambre y deleitar su paladar, sino para impresionar a sus amigos, igual de rumbosos y soberbios, con el peso de sus billeteras—. ¿Qué ocurrió con la banda? —preguntó de pronto, devolviendo su atención a su acompañante.

—Estamos buscando un violinista.

—¡¿Aún?!

Xavier se encogió de hombros.

—La señorita Elise es bastante exigente.

—No lo fue conmigo.

—Porque tenías... tienes, un talento extraordinario —el pianista afirmó, viendo el mesero al fin llegar con su almuerzo—, y porque, en el fondo, te quería.

—Me abandonó por mi hermano.

—Que esté con otro hombre no significa que no te quiera —insistió, antes de agradecerle al hombre por su lasaña y empezar a devorarla—. Tal vez no te quiera como novio, pero sí te quiere como amigo. Eso puedo afirmar sin ninguna duda.

—Si nuestra amistad le valiera algo, no me hubiera ilusionado como lo hizo.

—Cometió un error...

—Me apuñaló por la espalda, quieres decir.

—¡Ella es humana! —Jean le tiró una mirada asesina—. Hey, no te enojes conmigo; no te he hecho nada. Solo intento ayudarte a pensar con más claridad.

—Imposible no hacerlo si la sigues defendiendo.

—No la estoy defendiendo, estoy tratando de hacerte ver las cosas por su punto de vista.

—¡Es lo mismo!

—No, no lo es —el pianista lo cortó, bajando sus cubiertos—. Mira... puedes pasar el resto de tu vida siendo la persona a la que Elise menos quiere ver, o puedes hacer un pequeño esfuerzo para entenderla, para ponerte en su lugar y ser su amigo para siempre. ¿Qué prefieres?

—Nunca más verla.

—Me gusta tu hostilidad, pero te falta confianza. Sé sincero.

Jean respiró hondo para no faltarle el respeto.

Traición y Justicia: El pasado es un misterio / #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora