**** XXXI Un largo camino por delante pt. 3

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RESÚMEN:

El ministro trata de forzar a JC, pero solo ha tocado, no hay ningún tipo de p***n**tración, porque el ministro se enfoca más en una agresión psicológica, salvo un beso forzado después del cual, JC gira el rostro lejos, mientras el ministro le sigue desvistiendo.

JC aun tiene puesta la túnica interior, sus pantalones y su calzado. El ministro no se ha desvestido más que el fajín y la túnica superior.

Ahora sí, continuemos:


Jiang Cheng contuvo el sonido de dolor mientras el más absurdo entendimiento lo hacía temblar. Estaba solo. No podía gritar ni pedir por ayuda. Nadie que pudiera detener esto sabía que estaba aquí.

Tembló de nuevo.

Iban a violarlo, la estupefacción e incredulidad apenas le dejaban pensar, estaban a punto de violarlo sin que pudiera defenderse o maldecir a su agresor y gracias a la droga, su cuerpo lo iba a malditamente disfrutar.

No.

No, no, no, no.

Al borde de lo que sentía como la locura misma, cerró los ojos con fuerza, tratando de encontrar algo, una solución, una esperanza, algo que...

Pequeño y amargo, del tamaño de una semilla, justo mientras el ministro lo mordía de nuevo, algo golpeó directo en la boca abierta de Jiang Cheng, su garganta tragándolo por inercia antes de que pudiera averiguar qué era.

Abrió los ojos para encontrarse directo con la dura mirada de Nie DanFang. Ojos claros y lúcidos lo miraban directamente y sin pestañear, una de sus manos todavía con una posición extraña después de lanzar la píldora.

Nie DanFang era uno de los cuatro generales imperiales y por tanto, conocía a Wen Ning con la misma familiaridad del resto de la familia imperial y los otros generales.

Y nunca lo agradeció más que ahora.

Cuando el erudito le advirtió que dejara de beber y negar que fuera veneno, Nie DanFang había reconocido los efectos de un potente somnífero, así que, para evitar que el enemigo sospechara, había fingido nauseas para poder tragar una de las píldoras que Wen Ning preparaba para ellos.

No fue lo bastante rápido, sin embargo, había quedado inconsciente por un momento. Pero la medicina fue hecha por un experto en su campo, así que había comenzado a hacer efeto casi de inmediato.

Había despertado justo cuando el sonido de las botas del erudito, que golpeaban el suelo una y otra vez mientras se resistía, le dijo a dónde mirar primero, el repiqueteante sonido rompiendo lo último de los efectos del somnífero.

El cuadro era tan indignante como explícito.

Comprendiendo la premura de la situación, observó rápidamente cuantos detalles pudo obtener, viendo la obvia excitación del cuerpo del erudito pero contrastando con una cara llena de repugnancia y un miedo que ocultaba con ferocidad, pero que estaba ahí. También vio el leve brillo de una daga justo en la bota derecha del noble y una segunda daga cerca de una de las paredes.

Nie DanFang recordaba con claridad la habilidad del erudito para blandirla, supuso que si no la estaba usando, era porque no podía y no porque no lo deseara.

Al menos tenía una pista de lo que sea que le habían dado al erudito.

No tenía nada contra drogas sexuales o sedantes, pero dentro de la amplia gama de medicamentos que Wen Ning les preparaba, existía algo que podría funcionar el tiempo suficiente.

Renacimiento del loto blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora