XIX Alfil blanco a C4

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Kuo XinQian y Kuo MeiYan.

"No mires demasiado a la oscuridad, podría devorarte, tomarte entre sus fríos brazos hasta que olvides que alguna vez existió la calidez

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"No mires demasiado a la oscuridad, podría devorarte, tomarte entre sus fríos brazos hasta que olvides que alguna vez existió la calidez..." A.B. Remeny, basado en "Más allá del bien y del mal" de Nietzche


Con el rostro tenso debajo de la tela que ocultaba su identidad, Zhao Wu le entregó a la joven el breve pergamino.

Ella, aun con lágrimas en los ojos, aceptó el escrito y se recostó en la cama, acurrucada entre las mantas, como si fuera a fracturarse en cualquier segundo y temiera, que aquellos pedazos de su alma cayeran al suelo.

Sin cruzar palabra alguna, Zhao Wu salió de la habitación con tanto sigilo como había entrado, pasando de tejado en tejado, por sobre bardas y callejones.

La ciudad era vibrante pero llena de un aura oscura que causaba escalofríos, el distrito rojo en esta sección de la capital era engañoso. Cuando Zhao Wu investigó, supo que antes había sido un pequeño poblado de artesanos que buscaban vender su trabajo y durante el día, aun lo aparentaba. Pero desde la llegada del primer ministro, al caer la noche, los edificios y casas se transformaban en habitaciones clandestinas que ofrecían toda clase de servicios. Nada era tabú en este lugar y nadie tenía el derecho a negarse.

Dejó un par de monedas en la delgada mano de un vagabundo antes de seguir su camino.

Por lo que tenía entendido, el primer ministro había recurrido a toda clase de engaños para conseguirlo. Tomar a los hijos menores como rehenes; amenazando con revocar el permiso de estadía en el territorio; cortar el flujo de alimentos o el abasto de agua a menos que pagaras una cuota; elevando los precios hasta que los pobladores estaban tan endeudados, que no tenían más opción que obedecer todas las órdenes del primer ministro.

Era un secreto a voces*, pero nadie había podido hacer nada, el ministro era lo bastante inteligente para tener una larga lista de funcionarios para sacrificar cuando una denuncia era hecha.

Acomodó su túnica cuando llegó a las afueras de la ciudad, a las sombras de un enorme templo abandonado. Pasando a través de las viejas puertas de madera, se preguntó cómo alguien tan superficial como el primer ministro había conseguido ocultar cualquier prueba de sus acciones.

--- ¿Y bien?

Zhao Wu hizo un saludo al joven amo.

Ambos, con ropas oscuras y mucho más ligeras a lo que el sirviente estaba acostumbrado a usar como mayordomo de la finca Yunmeng. Ocultaban su rostro con telas que distorsionaban los rasgos pero no impedían el paso del aire. Era muy similar a llevar un velo delgado.

Aunque dificultaba tanto la vista al anochecer, que era increíble que el joven amo lo pudiera distinguir entre las sombras del lugar.

--- El mensaje fue entregado.

Renacimiento del loto blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora