XI Alfil negro contra alfil blanco

3K 433 209
                                    

--- ¡Protejan a su alteza!

Los gritos llenaron el patio mientras los eunucos y sirvientas corrían para cubrirse. El primer ministro cayó al suelo con torpeza, sus piernas débiles y temblorosas después de ver el filo de la flecha pasar demasiado cerca de su rostro.

Si se hubiera movido solo un poco más al frente para saludar a los emperadores, seguro habría sido atravesado por la delgada punta.

Por su parte, SongLan se quedó completamente sorprendido, protegiendo con su cuerpo a su consorte y los guardias formando rápidamente una barrera humana, entre la pareja imperial y cualquier amenaza.

En solo unos segundos, una mañana pacífica se había transformado en una escena caótica de sirvientes en el piso cubriéndose por miedo a ser la próxima víctima, guardias y soldados sacando sus espadas esperando entre agitadas respiraciones a un enemigo que no daba la impresión de aparecer, y un primer ministro, aun tirado en el suelo, sudando frío y viendo sin ver la flecha que casi lo asesina.

Solo había cuatro personas en el lugar que se mantuvieron peculiarmente alerta y cuyos movimientos, aunque veloces, demostraban una eficiencia y coordinación que hablaba de años conociéndose.

Su majestad el emperador Yun LanHuan, siendo protegido por la postura alerta y firme de su hermano mayor, Yun LanZhan, esperaron solo lo suficiente, asegurándose de que no hubiera un segundo ataque, antes de ir en dirección al herido.

WeiYing por su lado, quedó protegido por su segundo al mando mientras él observaba, calculando a partir de la escena actual, la trayectoria de donde pudo provenir el ataque.

¿Un único tiro?

Con un gesto, dejó a LanZhan a cargo de cuidar del emperador mientras él, deteniéndose solo lo suficiente para obtener el permiso de Song Lan, buscaba al culpable.

Ahora, solo unas respiraciones después de la caída del erudito, ambos hermanos se encontraban inclinados cerca del joven.

LanHuan sentía su corazón latiendo desenfrenado mientras se inclinaba en la fina capa de nieve que cubría el lugar, sus manos haciendo un movimiento nervioso al notar la sangre derritiendo la nieve y tiñéndola de un desagradable color. Estaba a punto de tomarlo en brazos cuando una mano en su hombro lo detuvo.

Su hermano lo observaba con ese rostro impasible, ayudándolo a recuperar un poco la calma que había perdido sin notarlo. Cruzaron sus miradas por eternos segundos hasta que finalmente, Lan Huan respiró profundo y puso sus manos en su regazo.

Podría hacer más daño que bien si me acerco en este estado.

Así, mientras LanHuan intentaba regresar a su calma habitual, su hermano movió con mucho cuidado a la persona en el suelo.

--- No está consciente.

Sorprendido, LanHuan siguió la mirada de su hermano. Solo para descubrir que a pesar de lo cerca que los hermanos Yun estaban, el erudito no pareció notarlos en lo más mínimo, en su lugar miraba su propia mano cubierta de sangre con los ojos desorbitados, como si no pudiera comprender qué es lo que tenía enfrente, balbuceando algo que Lan Huan no podía escuchar o entender del todo, respirando con tanta violencia que era audible.

Controlando con solo fuerza de voluntad el sentimiento de urgencia que lo llenaba, observó la flecha que el erudito tenía clavada. Había entrado a bastante profundidad, justo por debajo de la clavícula, al parecer esquivando por muy poco el corazón.

Temiendo lo peor, movió con mucho cuidado parte de la ropa... dejando salir un respiro aliviado al segundo siguiente cuando vio, a juzgar por la cantidad y color de la sangre, que la flecha no había tocado ninguna vena importante.

Renacimiento del loto blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora