IV Peón negro a C6: la noche del juicio

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"Por cada gota de sangre, beberé una copa de vino. Por cada ruego de clemencia, reiré con el alma en sombras"

A. B. Rémeny



Mundo de la cultivación

<< La mujer lo miraba fijamente.

Cabello negro hasta los hombros, ojos de un extraño color rojo sangre y una piel pálida muy similar a la porcelana.

Una mujer.

Una simple mujer, con un núcleo dorado inmaduro, sin un clan o secta que la respaldara.

Fue una simple civil la que había terminado con la secta Yunmeng Jiang sin mayor esfuerzo o intervención que dar órdenes susurradas aquí y allá.

Jiang Cheng apretó la mandíbula ante la mirada expectante en ese ovalado rostro, soportando la quemadura del licor en las heridas de su espalda. Para que no se infecten, habían dicho.

Un minuto. El sudor empapaba el cuello de su desgarrada camisa, el dolor tan intenso que le hacía difícil concentrarse.

No respondas, no le des el gusto.

Tres minutos. Trató de mover las manos en un gesto inconsciente para aliviar la rigidez, en su lugar, la aspereza de la cuerda lastimó a mayor profundidad su piel.

No lo hagas...

Con su rostro oscureciéndose de mala manera, la mujer dejó que la esquina izquierda de su boca se curvara antes de hablar.

---Bien, no quieres jugar ¿verdad? En ese caso iré a romperle las piernas a tu sobrino, quizá fracture primero los dedos de los pies, luego los tobillos...

A-Ling

--- Torre a C4 --- gruñó entre dientes, apartando la mirada con resentimiento.

Pero cómo ya esperaba, la mujer llevó la mano a su oído en un gesto de "no escuché".

--- El líder Jian habla muy bajo, perdón.

--- ¡Torre a C4! --- repitió, jurándose como cada día que mataría a su captora.

De inmediato la expresión en el rostro de la mujer cambió, mostrando una bella sonrisa que mostró el hoyuelo en la mejilla derecha.

--- Bien, bien.

Moviendo la torre negra tal como había dicho Jiang Cheng, la mujer miró con atención el tablero por varios segundos, su expresión tornándose seria, casi melancólica.

Jiang Cheng la observó pensar y de nuevo se preguntó cómo lograría ella controlarse en el pasado para engañarlos a todos.

Cuando la conoció por primera vez, su expresión siempre había sido de inocente temor, ahora sin embargo, su rostro podía cambiar radicalmente en sólo un parpadeo y sin razón aparente.

La había visto reír desenfrenada y cubierta de sangre, llorando al segundo siguiente porque dejó caer un trozo de pan. Era desconcertante que alguien así les mintiera por tanto tiempo sin jamás dar pista alguna de la podredumbre de su mente.

Era pero saber que era la causante de la caída de su secta.

--- Bai Huanghou, la reina blanca --- dijo la mujer con una voz suave y melodiosa, ignorando la ira en los ojos del líder Jiang --- En el ajedrez, el rey es la pieza más importante pero es la más inútil. Es la reina la que tiene una libertad que las otras piezas solo pueden envidiar.

Renacimiento del loto blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora