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"La vida es solo el pasajero momento entre el recuerdo y el deseo "

A. B. Rémeny


      Jiang Cheng caminaba a través de prados extensos y ondulantes por la brisa, bosques frondosos llenos de verdor y el invitante aroma de las montañas en verano, el aire fresco llenaba sus pulmones.

Con pasos lentos, admiró los campos, árboles y arbustos llenos de flores de tantos y tan profundos colores que eran un placer para la vista. Enormes rosas del color de las perlas, margaritas de alegres tonos amarillos; tantos tipos y formas cuyo nombre Jiang Cheng no conocía pero que había visto antes, todas tan brillantes por el rocío que parecían haber sido bañadas con polvo de piedras preciosas.

Yunmeng había sido un lugar hermoso en su incontrolable y salvaje manera, pero esto... no sabía que este tipo de lugar podía existir.

A mi hermana le hubiera encantado este lugar, pensó con melancolía, como cada vez que encontraba algo que sabía, su hermana habría disfrutado. A pesar de los años desde su fallecimiento, aun la extrañaba, el tiempo no lograba permear su tristeza y añoranza. Dudaba que alguna vez eso cambiara y si bien le gustaba creer que aprendió a vivir con ello, la realidad que es que los recuerdos de su familia aun eran una herida cruda en su corazón, una que quizá jamás sanaría del todo.

"Líder Jiang"

Se paralizó a la mitad de un paso cuando escuchó el eco de esa voz. Suave y amable, cálida y capaz de crear la más apacible atmósfera o amonestar con la más fría cortesía.

Era una voz que reconocía con facilidad.

--- Lan XiChen.

Está en peligro.

Jiang Chen se detuvo, el agradable sentimiento de antes apagándose en solo un parpadeo

Está muriendo, la certeza fue innegable.

Sintiendo una repentina ansiedad por encontrarlo, aceleró sus pasos. Más y más rápido, cambiando a un trote ligero sin siquiera notarlo.

"Líder de secta."

Alguien debe salvarle.

Ahora corriendo a través del colorido paisaje, respiró entre jadeos sintiendo como la antes aprensión inexplicable, se tornaba en algo frío y urgente, un temor ciego que lo mantenía en movimiento.

Pronto el paisaje se transformó en un cuadro sombrío, como si un terrible incendio hubiera asediado el paisaje hasta destruirlo todo, los enormes árboles negruzcos y retorcidos aumentaban la oscuridad del camino hasta que tuvo que entrecerrar los ojos para ver, las ramas dificultando cada paso al engancharse en su ropa, las gruesas raíces haciéndole tambalear.

Respirando con dificultad, vio como las antes alegres flores fueron sustituidas por grises y marchitos lirios.

No, no carecían de color.

Cambiaban su tonalidad poco a poco, como si absorbieran algo del suelo que les diera un tinte muy parecido... parecido a...

--- ¡Lan Huan! --- gritó con el miedo bañando su espalda en sudor, su voz frenética --- ¡Lan XiChen!

Esta muriendo.

Corriendo entre una alfombra de sangrientas flores rojas, se detuvo en cuanto atravesó la barrera de los árboles, llegando a lo que parecía un páramo extenso y poco elevado. El cielo antes luminoso ahora era de un profundo negro, como si hubieran derramado tinta en él, dando un escalofriante énfasis al mar de lirios y al cuerpo tendido en medio del llano espacio.

Renacimiento del loto blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora