XV Camino a casa

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"Solemos pensar que el corazón y el alma, que el cuerpo y el espíritu, son cosas distintas, separadas entre sí. ¿Pero no acaso el tallo y la flor, las ramas y las raíces, están separadas y aún son llamadas <árbol>?" A. B.Remeny


Paso entre las montañas, dos días después.

<<El erudito será bien recibido>>

El sol estaba en lo alto y el clima era agradable, no lo bastante frío para incomodar a la tranquila caravana de caballos y carruajes que transitaban el solitario sendero. Carruajes que iban vacíos, con los que debían ser sus ocupantes, prefiriendo el aire fresco que otorgaba montar a caballo.

Observando el paisaje de salvaje belleza, Yun LanHuan reflexionaba un poco sobre el erudito, quien se mantenía con un diminuto ceño justo detrás de ellos, sentado en el sulki* alquilado específicamente para evitar que el joven abriera su herida durante el camino.

La mañana que comenzaron el viaje a la capital de su imperio, observó al erudito hablar por lo bajo con los únicos dos sirvientes que lo acompañarían. Ataviado con sus ropas violetas, LanHuan se sorprendió un poco de notar que era solo un poco más alto que el erudito, apenas una pulgada; con ese aire delicado, le dio la impresión que sería un poco más pequeño.

Ahora, varias horas de camino después, el erudito aun mantenía ese obstinado silencio.

--- ¿Sigue enojado?

La voz de su alteza imperial, Yun LanHuan, se mantenía amable y con un tono jovial que no lograba ocultar del todo.

--- Intenta disimularlo.

Lan Zhan observó la pequeña sonrisa de su hermano, sintiendo por primera vez como si esta persona fuera alguien a quien no conocía del todo ¿Por qué su hermano había insistido en traer con ellos al erudito? ¿Por qué parecía tan contento con ello? Es verdad que ese había sido el plan original, pero después del ataque que lo cambiaba de protegido a sospechoso, esto debió cambiar.

--- ¿Sus dos sirvientes?

--- Aun están pálidos.

La sonrisa de Yun LanHuan se amplió un poco más, pero ya no habló.

¿Quién diría que un joven podría intimidar a sus sirvientes con solo una mirada?

Igual que cierta persona, pensó irremediablemente.

Es verdad que los modales del noble eran perfectos, pero algo la tensión en su postura y la intensidad de su mirada, le recordaban un poco al hombre que aparecía con frecuencia en sus sueños.

Aunque es demasiado sumiso para ser él, pensó vagamente.

Lan Huan podía no recordar su infancia del todo, pero era muy consciente de algo que lo había hecho distinto del resto. Y es que cada noche, sin importar bajo qué condiciones durmiera, su mente creaba escenarios imposibles que bien lo dejaban angustiado, sonriendo con calidez o con la mandíbula apretada por la molestia.

Cada noche un sueño y cada mañana una infinidad de emociones que no podía comprender.

Por norma general, apenas despertaba y lo que sea que había soñado, comenzaba a desvanecerse hasta dejar atrás solo vagas imágenes o conversaciones fragmentadas. La rutina una parte de su vida a la que restó importancia.

Hasta ese día.

Desde que vio al erudito, los sueños habían comenzado a ganar claridad, las imágenes tenían sentido y los rostros comenzaban a ser más discernibles. De inmediato reconoció a su hermano, aunque este parecía más joven que él -curioso desde que LanHuan era casi 7 años más joven que su hermano- y portaba ropas de luto aunque no parecía que alguien hubiera fallecido.

Renacimiento del loto blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora