🌱Capítulo 6|Quiero ser Suya🌱

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✴️POV CHRISTIAN✴️

Llegué al Cipriani acompañado por Darleen. Bajé de la limusina después de que Taylor me abriese la puerta, y me abroché el botón del esmoquin al tiempo que acomodaba mis puños; luego le tendí una mano para que ella bajase. Todo era un ritual muy fácil de seguir, mostrar el glamour que la gente quería ver; sólo eso les interesaba y no importaba cuánto hacías para representar la causa por la que nos reuníamos.

La prensa sólo reflejaba lo más trivial, esperando que hicieras un gran espectáculo para ellos. Aguardé unos instantes a que ella se recolocara la falda de su elegante vestido de color dorado y negro, y cogí su abrigo para ponérselo sobre los hombros; luego le ofrecí mi brazo para caminar por la alfombra roja. Los medios de comunicación ubicados allí nos solicitaron algunas fotos y nosotros posamos cómodamente. Finalmente, entramos a la gala benéfica que Grey Group patrocinaba cada año para la Fundación contra la Ceguera Mundial.

Mientras caminábamos, reparé en mi sonriente acompañante; era una mujer de rasgos muy delicados y sonrisa ensoñadora, y siempre era buena compañía en los eventos. Era culta, locuaz y, además, conocía muy bien los negocios de la empresa, razón por la cual, cuando nos veían juntos, todos asumían que sólo se trataba de un acompañante laboral, lo que a mí me convenía.

Darleen era mi gerente de certificaciones y contratos en Grey, y eso facilitaba las cosas, ya que todos aceptaban que sólo estaba a mi lado por cuestiones de negocios

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Darleen era mi gerente de certificaciones y contratos en Grey, y eso facilitaba las cosas, ya que todos aceptaban que sólo estaba a mi lado por cuestiones de negocios. Sin embargo, ambos teníamos un arreglo: cuando necesitábamos liberar endorfinas, nos íbamos a la cama sabiendo que los dos contábamos con el otro; luego, ninguno tenía que dar explicaciones y todo seguía como siempre; ella volvía a ser mi gerente en el área de certificaciones y contratos, y yo, el director ejecutivo de Grey. Lo sé, era un poco egoísta, pero a ambos nos servía, y por otra parte ninguno de los dos necesitaba más compromiso del que podíamos darnos; éramos, como se dice comúnmente, con quien nos quitábamos las ganas, y nada más.

Entramos en el gran salón adecuadamente situado en el corazón de Manhattan, que era una obra maestra inspirada en el Renacimiento italiano. De inmediato, varios empresarios se me acercaron y no me resultó para nada extraño, puesto que así era siempre; parecía que todos querían hacer negocios conmigo o simplemente ser fotografiados a mi lado para parecer que los tenían.

Representé mi papel como de costumbre, y Darleen también. Cuando algo me acorralaba demasiado, ella era mi oxígeno; sabía reconocer mis miradas para hacer su intervención en el momento preciso, y cambiar el tema de la conversación en un segundo.

—Pareces agobiado, más que otras noches.

—Odio estas reuniones sociales; doy mi discurso y luego nos vamos.

—Intenta disfrutar de los logros de la compañía; luego prometo relajarte bien, masajes incluidos, si me lo permites.

—Humm, suena maravilloso -le dije al oído-. —Acabemos con esto pronto, no quiero regresar tarde a casa y, si nos demoramos, no tendremos demasiado tiempo para estar en la tuya.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora