¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1

🌱Capítulo 31|Quiero ser tu refugio🌱

✨️Maratón de Navidad 5/5✨️🎅

✴️POV CHRISTIAN✴️

—Cálmate, Christian; el médico acaba de decirte que está bien.

—Está herida, ¿no la ves? Mira su rostro, está toda magullada.

En menos de una hora había sido trasladada. Ana seguía dormida y se la habían llevado para hacerle un escáner cerebral y otras pruebas. Yo aguardaba impaciente en la habitación que le habían asignado cuando llegó Rodriguez.

No estaba solo, había venido con Kate, Hanna y Susana. Todos parecían muy preocupados, pero los únicos que sabían del proxeneta eran José y Kate, al menos eso me había dicho Rodriguez. En una oportunidad en que nos apartamos, me pidió entre dientes que no nombrara a Lezek delante de las otras chicas.

La puerta se abrió en ese instante y, en vez de traerla en la camilla en que se la habían llevado, Ana llegó en una silla de ruedas, se había despertado. Nos miró a todos; parecía algo confundida. Fijó la vista en mí por un instante y, de inmediato, estiró los brazos en dirección a José Rodriguez.

—José...

Un puñal en medio del pecho me hubiese dolido menos que eso. Me quedé a un lado, con las manos en los bolsillos, mientras ella lloraba entre sus brazos. Cuando se calmó, sus amigas la abrazaron y la saludaron, apabullándola. Mierda, ¿es que no se daban cuenta de que su cabeza había sufrido un golpe y necesitaba tranquilidad? ¿Nadie de todos los presentes podía tener un mínimo de sentido común? Por suerte la enfermera pareció tenerlo y los invitó a que se calmaran o bien los sacaría a todos fuera. El médico entró en aquel momento.

—¿Quién es el señor Grey?

—Soy yo -anuncié acercándome a él, y todos me miraron. José la tenía entre sus brazos y, con la ayuda de la enfermera, la estaba acomodando sobre la cama.

Salimos al pasillo para hablar con más tranquilidad. El médico empezó a explicarme que Ana estaba muy conmocionada, y que no recordaba con exactitud lo que le había pasado, ni tampoco el lugar donde se había desvanecido. La puerta de la habitación se abrió y José se unió a nosotros.

—Buenas noches, soy el esposo de Anastasia.

—Ya no lo eres, están divorciados.

Lo fulminé con la mirada. No pude contenerme. Él no tenía más derechos que yo sobre ella, y quería dejarlo bien claro. Rodriguez, que no pretendía armar un escándalo delante del doctor, me ignoró y luego dijo:

—Cuando he salido he oído lo que le decía al señor Grey.
—Tal vez debería saber que Ana antes sufría ataques de pánico, y a menudo, cuando tenía estos episodios, aparecía en lugares donde no recordaba haber ido. —Casualmente hoy llamó a su terapeuta en medio de uno.

¡Joder!, era evidente que, aunque él no fuera ya su esposo, sabía mucho más de su vida de lo que yo podía aportarle al doctor, pero ¿cómo podía yo saberlo si ella me había excluido de toda esa mierda?

—Bien, como le estaba explicando al señor Grey, todos los estudios han salido normales. —Desde el punto de vista médico, no tiene nada más que las contusiones que están a la vista, pero sería bueno que se quedara en observación al menos esta noche, para poder controlar su evolución con respecto a estas lagunas mentales y determinar si son producto de un posible ataque de pánico, como usted sugiere, señor Rodriguez, o si debemos buscar otras causas. —Por lo pronto, les pediré que la dejen descansar. —Hay demasiada gente dentro y ha sufrido un fuerte golpe en el cráneo.

—Yo me quedaré con ella.

—Grey... el doctor acaba de decir que ella necesita tranquilidad.

—Y es lo que pretendo darle, por eso la he traído aquí.