🌱Capítulo 40|Todo de mí ama todo de ti🌱

682 64 27
                                    


✴️POV ANASTASIA✴️

Me apartó de su contacto para mirarme a los ojos, y olvidé cómo respirar.  Olvide cómo hablar, cómo moverme; su mirada color plata me cegaba.

—¿Sientes cómo te deseo?

Frotó su polla contra mi clítoris, haciéndome gritar.

—¿Lo sientes? -insistió, mientras continuaba frotándose.

—Sí -me las arreglé para contestar.

—Me vuelves totalmente loco; te necesito, te amo, Anastasia.

—También te necesito, también te amo.

Estaba demasiado lista; la ansiedad por que por fin me penetrara retorcía mis entrañas. Sabía que me iba a follar con fiereza, lo veía en sus ojos; sentía la ferocidad contenida tras todo lo que habíamos pasado, una fiereza que él
necesitaba acallar, una fiereza que necesitaba vaciar en mí.  Me elevó usando su potencia y se clavó muy profundo en mí. Grité al  sentir el grosor de su miembro colmándome por completo, una sensación de
plenitud que me envolvió esperando sus embates. Sus caderas, entonces,
empezaron a moverse y su punta, a golpearme muy hondo.

—Basta de huidas, basta de desconfianzas, basta de dudas, basta de  miedos. -Sus palabras acompañaban el ritmo, que se volvía cada vez más  frenético.

Su mirada, severa y punzante, jamás abandonó la mía, y empecé a  tensarme, sintiendo cada centímetro de su carne machacándome. Aferrada a sus hombros, le clavé las uñas para afirmarme más; me estaba follando tan  intensamente que creí que no podría aguantar.

—Christian... -grité mientras una presión se construía en mis entrañas.

Usé mi  coño para apresarlo y él se movió más fuerte aún.  Sus sólidos músculos vibraban por el esfuerzo, las venas de su cuello  estaban hinchadas y su nuez parecía resaltar más. Metiendo la cabeza en el  hueco de mi cuello, gruñó enérgicamente mientras aceleraba más sus embates; sus manos estaban fuertemente agarradas a mi carne, y me resultaba un dolor tan placentero que me ahogaba.

Como un tigre devorando a su presa, rasgaba muy profundo en mí,  golpeándome furiosamente sin parar. Salió y volvió a sumergirse con más potencia; volvió a repetirlo, transformando esa última acometida en mi ruina,  pues mi sexo empezó a ordeñarle la polla, escalando para alcanzar mi  liberación. Le mordí la clavícula y él gritó en mi cuello, profundizando sus embestidas. Se movía errático; sus gemidos eran cada vez más profundos. Su  boca encontró el lóbulo de mi oreja para chuparlo con ganas, y luego  descendió a mi cuello, rugiendo contra mi piel.

Lo sentí tensarse, sabiendo que  su verga estaba lista para derramarse dentro de mí; entonces mi clítoris palpitó, y mi respiración y la suya se emparejaron al ritmo de su intrusión. Christian gritó contra mi piel; parecía herido. Cuando noté que sus chorros me  bañaban por dentro, mi placer fue arrancado del suyo, corriéndome junto a él.

✴️POV CHRISTIAN✴️

No podía saciarme de Ana, esa mujer me tenía conquistado por  completo. Me dolía el costado, pero no le hice caso. Estiré la mano para  cerrar los grifos y, con ella a cuestas, salí de la ducha. Sus piernas aun  rodeaban mi cintura, y ambos chorreábamos agua. La llevé hasta mi cama y la  tendí sobre ella, acompañando con mi cuerpo el suyo, sin salir de su sexo; mi pene aún permanecía erecto.

—No puedo apartarme. -Mecí mis caderas como si fuera una réplica de nuestro orgasmo. Le aparté los mechones mojados de la cara y acuné su rostro en mis manos-. —Te quiero siempre así, rodeándome con tu carne, nuestras  respiraciones mezcladas, saboreándonos.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora