🌱Capítulo 18| Solo quiero protegerlas🌱

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🥳Maratón 1/3

+18🔥

✴️POV CHRISTIAN✴️

Regresé a casa y encontré a mi hija durmiendo en mi cama; supuse que se había empeñado en esperarme y el sueño la venció. Me quité la corbata, desprendí el botón de mi camisa y también me descalcé; estaba agotado, había sido un día larguísimo, con miles de negociaciones. Con el mercado tan inestable como se encontraba, no se podía desatender ningún flanco.

Mientras me sacaba del pantalón los faldones de la camisa, miré a mi hija y me impregné de su inocencia y de su paz. Subí lentamente a la cama y me acurruqué a su lado; la olí, embriagándome de ella. Adormilada, abrió los ojos y me sonrió, enrollando inmediatamente su brazo a mi cuello y pegándose a mí.

—Papi, te amo.

—Y yo a ti. Duerme, cariño; duerme, mi niña hermosa, papi ya está contigo.

Esperé a que volviera a dormirse y me levanté para darme una ducha. Luego fui a por un trago y, mientras bebía, caminé descalzo hasta mi despacho, accedí a la caja de seguridad, guardé algunos papeles y salí de allí. Me trasladaba por la ciudad en mi Bugatti Chiron. Por lo general, montarme en él y conducirlo me tranquilizaba cuando no encontraba mi rumbo; el poder del automóvil hacía que mis decibelios se estabilizaran en yuxtaposición con la energía de su motor.

Pero ese día nada parecía conseguirlo

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Pero ese día nada parecía conseguirlo. La cena había sido positiva; mi padre siempre decía que los negocios con el estómago lleno son los que mejor salen. Nuestros clientes estaban conformes con nuestros servicios y no parecía que tuvieran intención de cambiarnos. Pero lo que Darleen había puesto en mi mano me hacía sentir que caminaba por un terreno pantanoso.

Miré por el retrovisor y reconocí el Galibier; tecleé en la pantalla y, por voz, me comuniqué con mi guardaespaldas.

—Ryan, deja de seguirme. Si te necesitara, no habría elegido conducir yo mismo.

—Su seguridad es mi responsabilidad; hay cosas en las que no se pueden hacer concesiones, mucho menos con lo que acabamos de descubrir. —Los protocolos han cambiado, lo hablamos en el Grey Heart y creí que todo había quedado claro.

—Les dije que no soportaría que mi sombra se reprodujera.

—Y mi padre y yo le dijimos que el panorama ha cambiado hasta saber quién está detrás de todo esto.  —Necesitamos trazar nuevas tácticas para protegerlo. Cuelgue y concéntrese en el camino, no querrá protagonizar un accidente.

—Eres tan terco como tu padre. Hazme el favor y al menos deja de tratarme de usted. -Oí su risa contenida.

—Lamento informarte de que él dice que yo lo doblo en terquedad, así que creo que no fue una buena decisión asignar a mi padre a la señorita Adams; tú me pediste, aquí me tienes.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora