🌱Capítulo 27|El amor duele🌱

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✨️Maratón de Navidad 1/1✨️🎅

✴️POV CHRISTIAN✴️

Le pedí a Taylor que me llevara al Baccarat, mi antiguo apartamento en el Midtown de Manhattan. Entré directo a desvestirme; necesitaba quitarme la ropa que aún olía a ella. Luego llené la bañera y, mientras el agua caía, no podía determinar si estaba dolido o furioso. ¡Joder!, tal vez ambas cosas y a partes iguales.

No podía creer que me hubiese embaucado con tanta facilidad. Subrepticiamente me pidió que confiara en ella, ¿por qué iba a creerla si me había mentido todo el tiempo? La única razón por la que aquello seguía incordiándome era que su amiga también estaba empeñada en defenderla a capa y espada. Pero eso no tenía nada que ver... quizá ésa también era una prostituta como ella; después de todo, dicen que Dios las cría y ellas se juntan.

En mi desesperación, deseé que Ryan no hubiera encontrado nada y continuar en la ignorancia, al menos seguiría teniéndola toda para mí. Pero
¿qué estaba pensando? Me odié por considerarlo una vez más, aunque en el fondo ya nada me asombraba, estaba jodido de todos modos. Cerré los ojos y me recosté en la bañera, dejando que el calor calmara mi
hostigado cuerpo. Cuando los abrí, fijé la vista en el techo y sentí como si éste se me cayera encima y me aplastara.

 Cuando los abrí, fijé la vista en el techo y sentí como si éste se me cayera encima y me aplastara

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* * *

Los primeros dos días transcurrieron en una nebulosa. Taylor venía a diario a traerme comida, y lo dejaba entrar porque era mi única conexión con la realidad; una realidad que estaba eludiendo y que me negaba a aceptar.

—Me ha llamado Mía y también tu madre. -No tenía ganas de oír lo que me decía, sólo quería que acabase y me dejara solo de nuevo. Mi mente estaba demasiado abrumada como para prestarle atención-. —Leyla las llamó preocupada porque no te has puesto en contacto con Phoebe; les dijo que le resultaba muy extraño que, habiendo salido de viaje, no la llamaras. —Alegó que lamentaba inquietarlas, pero que tú no eras así, que ni siquiera procedías de esa forma cuando estabas en la ciudad y que era obvio que, si algo estaba pasando, yo no se lo diría.

—No sé dónde está mi teléfono- contesté de forma mecánica; me dolía la cabeza y no podía pensar.

—¿Quieres que lo busque?, te he traído el cargador.

Me encogí de hombros, demostrándole que me importaba un bledo lo que hiciera. Tras algunos minutos, regresó para enfrentarme. Yo continuaba
revolviendo mi pollo Kentucky, sin comérmelo.

—¿No es suficiente? ¿No te parece que estás exagerando? No te has aseado ni afeitado, y esa ropa que llevas puesta se nota que ha tenido mejores días. —Christian, estás hecho un desastre.

Lo miré inexpresivo. Era obvio que nadie tenía idea de cómo me sentía, ni
yo mismo podía entenderlo; estaba tan desencajado que por eso le había dicho a Taylor que avisara a Leyla de que había tenido que salir de viaje de improviso. Necesitaba pensar y centrarme, pero, increíblemente, ella parecía haberme robado todos los pensamientos. En esos momentos habitaba en la oscuridad y no lograba encontrar la luz. Me desconocía a mí mismo; no podía concebir que incluso me hubiera robado el deseo de estar con mi hija.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora