✴️POV CHRISTIAN✴️
—¿Estás listo, mi amor?
—¿Tú estás lista?
—Siempre estoy lista para ti.
Llevaba un brazo en cabestrillo y caminaba con dificultad; mi rostro, igual que el de Ana, mostraba un arcoíris de colores, y nuestros cuerpos estaban magullados, pero, increíblemente, habíamos sobrevivido a la locura de mi hermano.
—Christian, ha pasado una semana y no hemos hablado aún.
—No hay nada de lo que tengamos que hablar.
—Yo creo que sí; de nada sirve pretender que tu hermano no dijo lo que dijo.
Permanecimos en silencio, mirándonos.
—Tal vez tengas razón, tú y yo sabemos que es mejor tocar fondo para.poder enterrarlo todo; de otra manera, sus palabras siempre estarán entre
nosotros. —Sin embargo, debes saber que nada de lo que haya dicho esa basura puede cambiar mis sentimientos por ti.Ella asintió con la cabeza y continuó hablando; haciendo un gran esfuerzo, me miró a los ojos.
—No sé si sirve de nada que te lo diga, pero te prometo que yo... no recuerdo, no puedo asegurarte si pasó o no... no quiero mentirte, Christian. —Esa fiesta en Las Vegas existió; no obstante, al despertar al día siguiente no pude recordar nada. —Éramos tres chicas, pero no recordábamos ni el momento en que llegaron los hombres con los que debíamos estar. —Son todos recuerdos borrosos, los que tengo. —Lo más probable es que sea cierto que Lezek nos drogó, a menudo lo hacía cuando... -bajó la mirada, sin poder
sostenérmela-. —A veces eran demasiados y así nadie se resistía, pero también cabe la posibilidad de que esos datos se los facilitara Lezek.La abracé por el cuello, atrayéndola hacia mí, y apreté mis magullados labios contra los suyos sin importarme que los de ella estuvieran bastante lastimados también. Me acurruqué en su cuello, absorbiendo el aroma de su pelo; ella olía a remanso, era mi paz. Agité la cabeza levemente al tiempo que cerraba los ojos; no podía creer el horror que mi mujer había vivido.
Acaricié su cara con mi nariz. La realidad, su realidad, superaba siempre cualquier cosa que pudiese imaginar; no era que no supiera que todo ese mundo de servicio de escorts y trata de personas existiera, pero me costaba imaginar que ella, alguien a quien veía a diario, y que además era más transparente que el agua, hubiese formado parte de esa vida.
A través de ella comprendí que no siempre la gente que trabajaba en eso tenía la opción de elegir; fueran cuales fuesen las circunstancias que las llevaban a hacerlo, no creía que nadie lo hiciera realmente por gusto, como a veces se solía creer; siempre había un detonante que las hacía optar por esa forma de supervivencia.
En ese instante, más que nunca, comprendí esa frase: sin clientes no hay trata. Odiaba sentirme a salvo con la muerte de mi hermano, y odiaba que su muerte me causara placer. Me atormentaba saber que, de no haber sido por mi herida en el hombro, hubiese sido yo quien habría acabado con su vida. Y también odiaba que, a pesar de todo, no era capaz de pensar en él como otro pariente y seguía considerándolo mi hermano.
—Anastasia, mi amor, necesitamos olvidar, sanarnos y seguir adelante.
—Estamos vivos y eso es lo único que importa.—Pero era necesario que te lo explicara. —Es muy importante para mí que me creas. —¿Me crees?
—Por supuesto, no tienes por qué mentirme. —Sólo con mirarte sé que me dices la verdad. -Le sonreí y me retribuyó con una convincente y calurosa sonrisa.
—Serena lo amaba, y te prometo que me cuesta entender de qué se enamoró. —No lo imagino siendo de otra manera.
—Él era muchas personas dentro de un mismo cuerpo; creo que ni yo mismo supe alguna vez cómo era en realidad. —Pero... no quiero hablar más de él, en un rato tendré que enfrentarme a mi madre, por favor.
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¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1
RomanceBilogía romántico-erótica❤🔥🌱 Adaptación de la historia de la autora Fabiana Peralta con los personajes de 50 Sombras de Grey de E. L. James. 🚨MUY IMPORTANTE 🚨 Es una adaptación, no Plagio.