🌱Capítulo 38|El Plan🌱

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✴️POV ANASTASIA✴️

Después de tomarme dos margaritas, decidí que era mejor dejar de discutir conmigo misma y volver a mi casa. Me sentía un poco achispada y notaba las piernas pesadas, pero éstas no me impidieron regresar hasta la entrada de la torre Walker. El corazón me latía con fuerza, y sentía que me estaba transformando un poco en voyeur, ya que durante algunos minutos me quedé mirando hacia arriba, hasta que me di cuenta de que no tenía ningún sentido hacerlo; él no estaba allí, y además su apartamento no se veía desde mi ubicación.

Lo más seguro era que Christian se encontrara acurrucado contra el cuerpo de Darleen, durmiendo junto a ella en el mejor de los casos y, en el peor, bombeando en su interior por segunda otercera vez. ¡Dios, cómo dolía pensarlo!

Imaginarlo con ella me resultaba un verdadero martirio. «A partir de hoy tienes una vida sin pasado», eso me había dicho, pero lo que no sabía era que sin él tampoco tenía futuro. Ni Christian ni nadie podían entender que jamás saldría del punto en el que yo había caído, sólo los tontos creían que eran capaces de escapar de ello, y yo era consciente de que mi pasado siempre me perseguiría donde quisiera que fuese.

Lo amaba con locura, me había enamorado de Christian Grey como jamás imaginé enamorarme, pero no me sentía digna de ese amor; aunque al principio parecía muy decidida a hacerlo, en ese momento luchar contra mis fantasmas me parecía imposible.

Él era tan perfecto que, desde que Lezek había vuelto a aparecer en mi vida, buscaba excusas para alejarlo de mí, incluso las voces en mi cabeza habían regresado con más fuerza. Nada surtía efecto; caer en mis oscuros hábitos me resultaba inevitable, y estaba segura de que jamás me curaría, jamás dejaría de sentirme nadie. Mi corazón estaba destrozado; al parecer, había obtenido lo que inconscientemente quería, y él ya estaba en brazos de otra, y no había terapia que pudiera aliviar lo que sentía.

No obstante, mi mente estaba tan confundida que no podía dejar de lamentarme y enojarme por igual; me enojaba comprender que el amor que me declaró se hubiera terminado tan rápido. Derrotada, miré hacia mis pies y regresé tras mis pasos. Quizá ésa era mi maldita penitencia para purgar todos mis pecados. Era increíble, la vergüenza y la culpa siempre erguían su cabeza y se abrían paso dentro de mí. Al llegar a la esquina, detuve un taxi que justo pasaba con el cartel de libre encendido, y me marché.

✴️POV CHRISTIAN✴️

Casi había olvidado la mayor libertad que se experimentaba montado en una motocicleta, que va más allá de la física de las cuatro ruedas de un
automóvil. Llevaba tiempo sin conducirla, casi desde que Phoebe había nacido, pero esa noche necesitaba que mi cuerpo experimentara esa sensación. De regreso, decidí irme al ático en vez de regresar al Baccarat; allí estaban todas las cosas de Ana, y eso me atormentaba más.

Montando en mi Ducati XDiavel, mi cuerpo absorbió todas esas sensaciones postergadas; el viento golpeándome contra el rostro sin más interferencia que la de mi casco, envuelto en una armonía de movimientos exactos y capturando el mundo que me rodeaba, con la mente liberada a esa velocidad, y con mi cuerpo como escudo, podía creer que cualquier tipo de problema desaparecería. Al llegar a la entrada de mi apartamento, mi tramposa mente creyó que la veía en la esquina, montándose en un taxi. Apenas la pude vislumbrar antes de que el coche arrancara, pero estaba seguro de que sólo había sido una alucinación.

«Idiota de mí, sigo pensando en Ana, y ella ni siquiera me ha llamado después de que le dijese que había recuperado su tan anhelada vida; ni siquiera se ha dignado a enviarme un mensaje tras ver las noticias.»

✴️POV ANASTASIA✴️

Me pareció sumamente extraño despertarme en mi apartamento del barrio de DUMBO. Hacía tanto que no dormía allí que todo me parecía desconocido. Aunque era hora de regresar a mi vida por completo, lo cierto era que no sabía cómo hacerlo sin él; todo lo que habíamos vivido había sido tan intenso en tan corto plazo que, en ese momento, mi antigua vida me parecía extraña, incluso tenía que luchar también con los recuerdos suyos que habitaban en esa casa.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora