🌱Capítulo 42|¡Cree!🌱

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🌟Maratón 1/1🌟

✴️POV ANASTASIA✴️

Los minutos pasaron y ninguno de los dos habló. Su propuesta me había cogido enormemente desprevenida y no estaba preparada para lo que acaba de pedirme, por supuesto que no.

Salí del baño y me senté en el borde de la cama; deslizándome, me hice un
ovillo en ella. Parecía que siempre habría un maldito agujero relleno de mierda en mi pecho y no sabía cómo limpiarlo; cada vez que parecía que comenzaba a hacerlo, nuevamente volvía a caer en la misma oscuridad. «¡Dios, lo voy a cansar, sé que lo haré!»

—Si algo saliera a la luz... -hablé sin ser consciente de que lo estaba haciendo; creo que, en realidad, eran mis pensamientos los que habían salido, derramándose por mi boca. Su mano acarició mi espalda-. —La gente es cruel, Christian; no le importa cuánto daño hace. —Siempre me tildarán de puta.

Me forzó a darme la vuelta, me subió a su regazo y acunó mi cuerpo cansado mientras besaba mi pelo. Era increíble; en vez de ser feliz con lo que acababa de pedirme, estaba arruinando ese magnífico momento con mis sentimientos autodestructivos.

Me obligué a oír la voz que no me castigaba; necesitaba aferrarme a mis frases positivas y, por encima de todo, ponerlas en práctica. «Tienes a alguien bueno a tu lado, no dejes que se escape; atrévete a ser feliz. Cree», me habían dicho mis amigas, y debía creer que había una mejor vida para mí.

—Te tengo, cariño, y tú siempre me tendrás.

Me aferré de su cuello y lo abracé con fuerza, impregnándome de su olor. Nunca había amado a nadie como lo amaba a él. «Cree», seguía repitiendo para mí, pero me asustaba que Christian fuera demasiado bueno como para ser real, por eso me resistía a pensar que era cierto. Necesitaba ser valiente, y ser la mujer que él anhelaba a su lado, no sólo la que, invadida por el terror de su pasado, pretendía ocultarse del mundo. Tenía que volver a coger fuerza de él, y recordar que era mi tormenta perfecta, y que, como había dicho José, yo era Brunilda, la valkiria más poderosa del Valhalla, la que estaba dispuesta a luchar contra todos por su amor.

—Está bien, me mudaré contigo. —Pero déjame advertirte de que temo que tendrás que enamorarte también de mis defectos, porque son mis únicos constantes.

—Cariño, eso no será problema, lo amo todo de ti.

Sentí la alegría en su voz. Levanté mi mirada para encontrar la suya y supe que mi decisión lo había hecho muy feliz, así que repetí mentalmente mi nuevo mantra, «cree».

* * *

No podía aguantar para ver a mis amigas y explicarles las novedades, así que, por la mañana, tan pronto como salí del ático, camino de mi trabajo les escribí por el chat que teníamos en WhatsApp, contándoles lo que Christian me había propuesto. Deseosas de conocer todos los detalles, quedamos en reunirnos para almorzar en un restaurante japonés cercano a mi trabajo.

—¡Estoy feliiiz por ti! -Nada más entrar en el pequeño local, Hanna  gritó sin importarle que los demás comensales nos mirasen. Kate también me abrazó, pletórica.

—Desde que has enviado el mensaje esta mañana, no dejo de sonreír. —Amiga, mereces ser muy feliz. ¡Vaya con Trojan! -me chocó el hombro con el suyo-, —nos ha sorprendido.

Susana fue la última en llegar, de todas era siempre la más impuntual. Entró saltando y haciendo un gran revuelo.

—No puedo creerlo, el viernes todo parecía un caso perdido, y hoy nos sales con esto. Ana, ¡¡¡pedazo de noticia nos has dado!!!

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora