🌱Capítulo 28|¡No soy una puta!🌱

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✨️Maratón de Navidad 2/2✨️🎅

✴️POV ANASTASIA✴️

Nunca había estado allí. Tal vez me sentiría más segura si hubiese podido vestirme de forma más apropiada, pero José no me había permitido ir a casa a buscar ropa menos informal. El chófer de José, que me conocía muy bien y me había llevado hasta el Grey Heart, estaba estacionado junto al bordillo y yo no atinaba a bajar.

—Anastasia, hemos llegado. ¿Te abro la puerta? —Creí que querías que todo fuese como antes.

—Ya bajo, Leonard, estoy reuniendo valor para hacerlo. ¿Crees que me veo muy mal?

—Vaqueros, botas y cazadora de cuero; te ves como tú, es tu estilo.

—Lo que te pregunto es si crees que desentonaré con el lujo de este
edificio.

El hombre me miraba sin saber qué decirme, o mejor dicho sin saber qué quería escuchar; él conocía mis problemas de autoestima. Pero lo cierto era que, me vistiera como me vistiese, el pánico estaba alojado en mí, así que cogí la manija, abrí la puerta y bajé del coche. Desde que Lezek había reaparecido en mi vida, me sentía de nuevo como un patito feo. Entré en el vestíbulo del Grey Heart y de inmediato me sentí fuera de lugar.

Continuamente repetía mi mantra para autoconvencerme de que la ropa era sólo un envoltorio exterior, pero, en aquel sitio, el interior y el exterior era tan suntuosos que mi interior y mi exterior, hechos pedazos, resaltaban mucho más.

Admiré el imponente muro de piedra y también el extenso camino hasta los molinetes, comprendiendo de repente que allí estaba mi primer escollo para llegar hasta Christian. Quise darme la vuelta, pero, incluso con el paso dubitativo, continué avanzando. Cuando estaba a punto de anunciarme en recepción, una esbelta mujer en quien no había reparado se dirigió a mí.

—Anastasia. Encantada, soy Darleen Harper; te vi en la gala que organizó Grace. -Me tendió la mano, aunque no hacía falta que se presentara, la conocía muy bien. «Yo también te vi, bruja», quise decirle-. —Aunque, cuando quise acercarme a saludarte, ya te habías marchado. —Supongo que vienes a ver a Christian; no te anuncies, sube conmigo; aguarda que pido una tarjeta de visitante para ti.

No sabía si confiar en ella o desestimar su oferta, pero lo cierto era que, si aceptaba su ofrecimiento, sorteaba el obstáculo que representaba cruzar los benditos molinetes. Bueno, después de todo, dicen que a tus enemigos es mejor tenerlos cerca, así que el viaje en ascensor quizá iba a servirme para medir sus fuerzas.

—Gracias.

—No hay de qué, voy a la misma planta que tú, no es molestia. —Qué raro que Christian no te haya hecho una tarjeta para entrar sin anunciarte.

Calculé que, o bien sabía que nos habíamos peleado y me estaba vacilando, o sólo quería hacer un comentario insidioso; en ambos casos, debía encontrar una respuesta ocurrente que no revelara nada.

—Lo cierto es que me la hizo, pero, como no tenía pensado venir... Estaba muy cerca de aquí y he querido sorprenderlo.

—Ven, yo te guío.

Cada vez que el ascensor se detuvo, dudé de si era adecuado ir a verlo ¡Demonios, ¿por qué me había dejado convencer por José, Jake y Kate?! Ellos y sus fantasías de novelita rosa. El dolor de mi corazón, de mi cabeza y de mis huesos estaba hundiéndome, pero ya estaba allí, debía ser valiente. A decir verdad, estaba casi segura de que no iba a recibirme, así que no sabía cómo conseguiría verlo si él ordenaba que no me dejaran pasar.

Una valkiria arremetería con su espada en mano y, como Jake, José, y Kate habían dicho que ésta era la Operación valkiria, pues bien, tendría que pasar sobre el cadáver de quien fuera para lograrlo.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora